Perversa campaña macrista.

No ha de ser tarea sencilla para Jaime Durán Barba vender el producto “Mauricio Macri Jefe de Gobierno 2011” ha quienes cataloga públicamente de vecinos pero reconoce como consumidores.

Pues el plantón nacional y su inmediata bajada a la arena política porteña arrojan desde el vamos, dos premisas que pesan cual yunque en las espaldas Pro contribuyendo a hundir la ya bastante enterrada imagen del partido profesional amarillo y negro.

La primera, corroborada públicamente por el propio Macri al reconocer la segura victoria de Cristina en primera vuelta, da cuenta de su miedo al fracaso electoral nacional.

En cuanto a la segunda, consecuencia directa de su antecesora, expone, al momento de asumir su incapacidad para competir en Octubre, una definición de búsqueda de la reelección a modo de premio consuelo.

Indudablemente, el peso negativo de la combinación de ambas, le habrá dado un no menor dolor de cabeza a Durán Barba.

A las claras, su tarea como diseñador del producto Pro se complica cuando en la línea de largada, el candidato a vender ya ha asumido tener miedo y presentarse en la ciudad porque no queda más remedio.

Sin embargo, es sabido que para él los desafíos tienen distintas lecturas y su ingenio, menester codiciado en la política profesional, siempre está a disposición de quien ponga el billete.

Por ello, su visión especulativa ha dado origen a una campaña que intenta colocar al producto en situación de lo cotidiano; lo familiar; y lo cercano a los ciudadanos consumidores.

Así, la inclusión de más colores vivos - como el rojo; el azul; y el verde- en la estética de campaña, la utilización de globos en la presentación del Macri candidato, e inclusive el lugar escogido para ésta – un típico club de barrio de esos a los que el macrismo aborreció en sus cuatro años de gestión-, apuntan a generar una escena de fiesta barrial, a mostrar una cercanía con los llamados vecinos, a exponer todos los lugares comunes posibles sobre lo cotidiano y lo costumbrista.

En ese contexto, un slogan acorde como “Vos sos bienvenido” que esconde una idea perversa.

Si el abuso del combo de lo cercano; cotidiano; y costumbrista, asquea por lo falaz e irreal, el slogan de campaña lo hace por lo oculto tras la frase “buena onda”.

Porque el “Vos sos bienvenido” que viene adosado a fotos de distintos tipos de vecinos, implica el asumirse como dueño.

¿Quién sino el dueño de casa puede decir que alguien es bienvenido?

Entonces, el slogan da cuenta de cómo Macri se coloca en el lugar del dueño de casa, en este caso dueño de la ciudad, y nos coloca a los habitantes de ella en el lugar de invitados; de convidados, paradójicamente, en nuestra propia casa.

Allí reside lo perverso y viene a corroborar una línea histórica del macrismo, que ha gobernado la ciudad como si fuera una empresa propia, y ahora se planta públicamente desde un lugar superior al resto de los mortales.

Desde luego, se planta desde el lugar que se piensa y piensa a los otros, desde la soberbia y el poder de quien se considera anfitrión por sus ejercicios público y privado.

Se planta desde ese altar que le permite decir “ Vos sos bienvenido”.

Compañero Ikal Samoa