jueves, 29 de octubre de 2015

Cercanía y propuestas: Cambio hacia el futuro.



Habló Sergio Massa ayer, de cara al ballotage, en conferencia de prensa y rodeado de sus principales laderos.
Dijo lo que era esperable que dijera: Que los votos no son del sino de los votantes – una obviedad que pretendió presentar como el descubrimiento de la pólvora- y que no iba a apoyar a ningún candidato; esto último, mientras nombro unas 726 veces la palabra cambio, de moda por estas horas.
En síntesis y también como era previsible, Massa no pretende jugársela por Macri abiertamente, pues tiene más para perder que ganar en caso que este no triunfe el 22 de noviembre, pero si se encargó de dejar bien en claro que él quiere que pierda Daniel Scioli; algo que comparte con algunos dirigentes de su espacio pero no con todos – entre los que ya expresaron que prefieren al candidato peronista se encuentran Horacio De Mendiguren, dirigente de la UIA; Facundo Moyano; y el ex candidato a gobernador del massismo en Entre Ríos, Adrian Fuertes-.
Tan previsible era la definición del tigrense como sus motivos: Sacar al peronismo del gobierno como paso previo a tomar, con su aliado, José Manuel de la Sota, las riendas del Partido Justicialista que él espera y desea, en crisis, tras la pretendida derrota electoral.
Dicho esto, y como también se ha advertido, Daniel Scioli en su táctica en pos de conmover a los votantes de Massa en la primera vuelta, tendrá que evaluar las formas de conectar con ellos, para los que necesitará un plus no sólo ligado a lo emocional – eso que hablábamos ayer que apunta a mostrarse como un candidato humano; una persona como cualquier otra; un par cercano a cada ciudadano en todas las zonas rurales y urbanas del país que tiene sus mismas costumbres y que llega con la alegría del cambio hacia el futuro-, sino también ligado a lo propositivo; algo que distinguió a Massa en su campaña.
En esto último, Scioli tiene todas las ventajas respecto de su oponente porque ya viene realizando propuestas de cambio que de llevarse adelante, se traducirán en hechos concretos que le mejoraran la vida diaria a la gente; algo de lo cual Macri carece, pues su campaña hasta hoy sigue siendo sacar el cepo cambiario el 11 de diciembre más la emoción y alegría de cambiar.
Pero como tiene esta ventaja, también tiene un gran desafío en conmover, no sólo apuntando a la raíz peronista de muchos de quienes eligieron la opción Massa, sino también apuntando a superar el enojo que una parte de ese electorado, de clase media, tiene con el gobierno nacional; razón fundante del Frente Renovador en 2013.
En este sentido, si uno lo piensa en términos de cercanía, más allá de lo que haya dicho y puede volver a decir la dirigencia del Frente Renovador, su electorado en la primera vuelta, está más cerca del candidato del Frente para la Victoria que de Macri a priori; algo que desde luego, lejos está de garantizar nada en lo absoluto.
Daniel Scioli ya ha hecho la cuenta y la explicitado al decir ayer en declaraciones, que se necesita consolidar los votos obtenidos el domingo pasado y sumar 2 millones más para ganar.
Para ello, tendrá que llegarle a una importante porción de votantes del FR, pero también recuperar algunos votos perdidos en la PBA, fundamentalmente, en la tercera sección electoral.
Allí, como en las provincias de Santa Fe y Córdoba – la primera porque en las PASO ganó por poco y el domingo perdió por poco; eso al margen de la posibilidad de ir en busca del voto socialista santafesino, mostrando que su oponente es el adversario en común, y la segunda porque siendo una provincia en la cual viene gobernando el peronismo desde hace dos décadas, aunque haya sido un peronismo opositor en estos años, sigue teniendo una raíz común desde la cual conmover a partir de una identidad y una historia -, tiene opciones viables de mejorar la performance del domingo y alcanzar la cantidad de votos que le permitan ganar la segunda vuelta.

miércoles, 28 de octubre de 2015

La batalla emocional.



Hay ballotage; una posibilidad en la previa al domingo aunque no con las impensadas características del escenario actual: El virtual empate técnico de los dos puntos porcentuales y monedas de Scioli sobre Macri, sumado a la profunda e indisimulable derrota simbólica que ello junto con el naufragio en la Provincia de Buenos Aires, significan.
Un escenario por demás complicado que ha dejado mucha tela para cortar y que pone en crisis una buena cantidad de premisas con las que se llegaron a esta elección.
Es que el naufragio en la PBA no sólo da cuenta de la ruptura con el supuesto de la vaca atada del peronismo a la hora de elegir gobernador, sino también echa por tierra el mito del pro como partido vecinal de la CABA y la ausencia del denominado voto sofisticado en el distrito – entiéndase, la premisa de que no se corta boleta en la Provincia está en el fondo del Río de la Plata a la altura de la Bahía de San Borombón-.
Sobre este voto sofisticado, cabe agregar que no ha sido exclusivo de Buenos Aires, pues se ha replicado en otros distritos aunque con diferencias probablemente menores – Santa Fe, lugar donde ya es costumbre, vio al FpV ganar en la categoría senadores mientras Macri ganaba en la de presidente; y Entre Ríos vio al FpV ganar la gobernación mientras Macri replicaba su performance santafesina-.
Todo esto, sumado al otro naufragio, el de las encuestadoras que nos permite dudar de todos sus postulados entre los que uno tranquilamente puede incluir el de la imagen positiva de la Presidenta, dan cuenta de una elección presidencial tan atípica como el escenario de estabilidad económica en la que se enmarca; algo distintivo que no forma parte de los escenarios donde un presidente no podía reelegir en nuestro país.
Quizás ahí, este la clave para entender algo del porque Macri le descontó doce puntos porcentuales a Scioli en dos meses.
La gente; los ciudadanos; la sociedad; como prefieran llamarla, no se suicida adrede, ni vota pensando en categorías de las ciencias sociales.
Vota lo que quiere según sus razones particulares, todas ellas, legítimas.
Partiendo de esta base, se puede inferir que el voto opositor en este contexto, ha sido un voto pensando que el kirchnerismo no puede o quiere, dar respuesta a las demandas propias de quien no ve un escenario catastrófico en el horizonte.
De allí la impermiabilidad de Macri a cualquier crítica que pretenda ligarlo a la larga noche neoliberal, y la potencialidad de su candidatura que como la de Massa, invitan a los ciudadanos a dar el salto a la vereda de los que son lo nuevo; la última moda que viene con la alegría como bandera; algo que funciona como sumador ante la idea fuerza central: Sacar al peronismo del gobierno.
Desde luego, el desgaste de 12 años de gestión juega un papel que se potencia con los errores que han venido alejando a gran parte de la clase media del oficialismo, a lo que se suma una campaña en la cual Macri logró llegar al empate técnico sin hablar una sola palabra de políticas concretas, tácticas y estratégicas.
Macri, y aquí viene la gran victoria de Duran Barba, logró conectar con la fibra emocional; con la fibra sensible de las personas, potenciada por la gran electora también gracias a ello, María Eugenia Vidal, mientras Scioli hablaba de proyectos y propuestas del país que viene con bastantes más cambios de los que muchos votantes opositores creen.
Es evidente entonces que Scioli – Daniel a partir de ahora porque necesitamos hablar desde el lugar de cercanía que da el nombre de pila-, necesita contagiar y conmover desde ese lugar para ganar una segunda vuelta que no plantea posibilidad alguna de modificar ciertos contextos para que la campaña pueda virar hacía cualquier otro tipo de debate más profundo.
Lo que viene, no parece escapar a la lógica de la campaña limitada de contenidos respecto a la disputa real entre dos proyectos de país, pues la batalla emocional aparece como la potencial definidora.

martes, 27 de octubre de 2015

5 años.



Se cumplen 5 años de tu paso a la inmortalidad, y con cada día que pasa, tu legado político muestra más su cabal vigencia.
Eternamente, gracias Néstor.

lunes, 26 de octubre de 2015

Hay ballotage.



Scioli ganó por escasísimos 2,53% de los votos, en una primera vuelta en la cual la sensación de definición se quedó en el mismo espacio fantástico que todos los números dados por las encuestadoras.
María Eugenia Vidal fue la gran electora y ganó en la Provincia de Buenos Aires, dando por tierra con todas las teorías sobre la inexistencia de corte de boleta en ese distrito.
Duran Barba se erige como el ganador excluyente de una jornada que dio cuenta sobre la capacidad que tiene el voto popular de poner en crisis todas y cada una de las cuestiones analizadas durante toda la campaña.
Hay muchas cosas para decir pero no se comparan, en calidad y cantidad, con las que hay para reflexionar, tras una elección que deja un escenario abierto pero con una sensación que hasta hace un día era impensada: Aquello del fin de ciclo podría no estar tan alejado de la realidad.

viernes, 23 de octubre de 2015

El domingo: Continuidad.



No hubo mega- devaluación; ni estallido hiperinflacionario – algo de lo que los radicales del espacio Cambiemos pueden dar cátedra-; ni cesación de pagos de deuda – el Boden 15 se abonó en dólares tal cual lo previsto; ni vaciamiento del Banco Central – mal que les pese a los opositores tiene un nivel de reservas que cuadruplica el que existía en 2003-; ni destrucciones de empleos masivas; ni recesión económica aun cuando el crecimiento de este año sea de poco más de un punto porcentual.
No hay crisis económica; ni estallido social; ni colapso energético que de haberlo no permitiría a las industrias funcionar a diario.}
Nada de todos y cada uno de los vaticinios apocalípticos opositores ocurrió.
Ninguna de las profecías terroríficas que los candidatos opositores; sus laderos; y las corporaciones para las que pretenden gobernar, aun cuando apostaron activamente a que se hicieran realidad, se cumplieron.
Nuestro país, en un mundo que sigue atravesando la crisis económica más grave de la historia que ya está afectando fuertemente a nuestros principales socios, ha ido sobrellevándola con las complicaciones lógicas y esperables del caso, y eso, que no implica que no haya temas pendientes y cuestiones por rever, ha sido fruto puro y exclusivo de este proyecto político de inclusión; crecimiento; fortalecimiento del mercado interno; y desarrollo.
No fue magia, como bien dice nuestra Presidenta, Cristina Fernández.
Fue y sigue siendo consecuencia de la decisión política y el trabajo profundo y sentido, en pos de continuar avanzando en la construcción de una Argentina para todos.
Una Argentina en la que el Estado sea el gran articulador social y económico que permita un desarrollo integral, con el foco siempre puesto en contener a los trabajadores y a los sectores más desprotegidos.
Ese es el camino en el que venimos avanzando, y el que debemos seguir recorriendo, ahora, con la continuidad estratégica expresada en la fórmula presidencial del Frente para la Victoria: Daniel Scioli- Carlos Zannini.
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