Por su crecimiento y potencialidad económica; por su desarrollo
sustentable; por su inserción mundial soberana, entre otras razones, Argentina fue
invitada, como es de público y notorio, a la próxima cumbre del grupo BRICS a
realizarse en Fortaleza, Brasil, el 15 de julio.
Es un primer paso, que se venía anticipando tanto en los
deseos de los gobiernos brasileño y sudafricano, como en recientes manifestaciones
públicas de las autoridades de la India, y que finalmente se produjo cortesía
de Rusia; encargada de realizar la invitación formal.
Ya se ha mencionado aquí, que el BRICS reúne a las
potencias económicas emergentes que juntas representan casi la mitad del
Producto Bruto Interno Mundial, y que además, contiene a los países más
extensos y poblados.
La potencialidad económica del grupo hoy aparece como
inagotable, y sus miembros, han venido sosteniendo un crecimiento durante la
última década sin precedentes; crecimiento similar al que Argentina viene teniendo,
cabe agregar.
Si bien a la fecha, el BRICS se ha planteado como un grupo
que busca fortalecer relaciones comerciales estratégicas a partir de economías
complementarias, la apuesta a futuro es mucho más ambiciosa desde la dimensión geopolítica.
Son todo este conjunto de posibilidades, las que hacen a la capacidad
económico- política del grupo que se plantea como una alternativa consistente a
la hegemonía histórica de Estados Unidos y Europa.
Y justamente, es por estas posibilidades que Argentina
resulta atractiva en pos de fortalecer el grupo.
Hay todo un mundo nuevo, político y económico, por delante,
y una vez más, nuestro país ha sido llamado a ser parte.