La tragedia griega.

Hoy por la mañana, el tándem Clarín- La Nación salió, vía dos de sus espadas de opinión – Ricardo Kirschbaum y Jorge Oviedo-, a imponer dos preceptos falaces entorno a la destrucción que viene perpetrando el neoliberalismo como política, pero también como sujeto en tanto contubernio de intereses ligados al capital financiero corporativo y su universo de títeres a sueldo, en Grecia.

Entrelazados, mientras el primero de los preceptos busca sentar que las políticas de ajuste vienen a ser un mal menor ante el cuco del default, el segundo intenta echarle tierra a lo que llaman “la solución argentina” marcando cuan supuestamente catastrófica sería para el país helénico, y cuan imposible de agiornar es dados los disímiles contextos.

De esta manera, las dos espadas vienen a contarnos que en mayor o menor medida, lo que están haciendo la Unión Europea y el gobierno griego sería la única opción viable para “salvar al país”.

Lo que no nos dicen y no es la primera ocasión en la que esto ocurre como bien sabemos, es que la letra chica del contrato nos ilustra en que el concepto “salvar al país”, significa salvar el sistema financiero y económico de dominación, aún a costa de sacrificar todo lo demás.

A partir de allí los panfletistas del ajuste nos plantan el verso de cuan imperdonable, en la tierra y en el cielo, sería salir de la ortodoxia económica que ha llevado a la cuna de la filosofía occidental a una crisis cuasi terminal, y nos intentan convencer de que no hay otro camino; nos niegan la discusión sobre otras soluciones.

Sin embargo, sabemos que existe otro camino que tiene como fin salvaguardar los intereses populares y no los corporativos, y para el cual urge derribar aquellas premisas intocables que continúan hundiendo a los griegos.

Porque no hace falta ser un brillante economista para saber que ningún país en la historia de la humanidad salió de una crisis económica ajustando; recortando el gasto.

Esto, por la sencilla razón de que las crisis económicas traen aparejado por defecto, la reducción del consumo interno en base a disminuciones en materia de empleo y salario de los trabajadores, que son quienes mueven el mercado interno.

Si a ello sumamos un Estado que reduce el gasto, es decir, en vez de invertir para generar trabajo que se vuelque al consumo, quita recursos contribuyendo a paralizar la economía interna, la situación empeora drásticamente.

Y si encima, esto se plantea en un país que fue obligado a endeudarse a tasas leoninas, características del ruin mercado de capitales, y con la imposibilidad manifiesta de gobernar su tipo de cambio, el cocktail, es la tragedia griega.

Por consiguiente, resulta lógico cuan imperioso es para los descendientes de Aristóteles, el avanzar en un refinanciamiento de la deuda, así como poder recuperar una herramienta fundamental en la economía como es el manejo del tipo de cambio.

Y lo digo a sabiendas de que las consecuencias acarreadas, lejos de representar pérdidas catastróficas como los paladines del neoliberalismo salen a vociferar, contribuirían a su desarrollo interno con márgenes importantes de sustentabilidad.

Porque el hecho de romper con al Unión Europea le posibilitaría: avanzar en la construcción de un modelo económico productivo con desarrollo interno que le es inviable e inaceptable en las condiciones actuales, y tener a disposición todas sus herramientas económicas sin depender de sus actuales socios, participes necesarios de la crisis.

A partir de avanzar en este modelo económico, se pondrían en marcha los motores del mercado interno, y con ellos funcionando, la salida del mercado de capitales no representaría un gran problema.

No es difícil luego de lo expuesto, concluir en que de la tragedia griega se sale rompiendo con las premisas que han expuesto los panfletistas, y construyendo una reversión, si se quiere, de lo que ellos denostan, “la solución argentina”.

Compañero Ikal Samoa