La vigencia de la política profesional.

La política profesional, aquella que interpreta al ciudadano como consumidor y al candidato como un producto a vender en supuesto mercado, continúa gozando de cierta vigencia.

Aún cuando durante los últimos diez años se la puso en crisis, fundamentalmente con el kirchnerismo como protagonista del debate – lo que no lo exime totalmente de haber caído en ella-, la lógica del marketing político, fortalecida durante el neoliberalismo, sigue siendo un pilar electoral que no se limita a las candidaturas de derecha.

La idea de “vender” un candidato, es la que rige en muchos casos a la hora de definir quienes son parte de una lista, y de allí se entienden candidaturas como la del cómico Miguel Del Sel, por el macrismo en Santa Fe; o las de la periodista del multimedios Clarín, Mirtha Tundis, y el actor Fabián Gianola, por el massismo en Buenos Aires.

Pero se entienden, no sólo a partir de su inclusión en tanto persona devenida en famosa por su presencia mediática, sino más bien, por su nula vinculación a experiencias militantes o a prácticas colectivas.

No es criticable la candidatura de un famoso por el hecho de ser famoso, sino por lo que expresa, y en todo caso porque al expresarlo deja al descubierto la lógica bajo la cual ocupa un lugar en una lista de cara a una contienda electoral.

Es su salto a la arena política tan espontáneo como mentado, lo que a la larga evidencia la inconsistencia que trae aparejada la definición oportunista, algo que se hace patente cuando las declaraciones públicas son requeridas; muchas veces, tan improvisadas como contradictorias, e inclusive, contrarias a lo que otros candidatos de su espacio exponen. 

Es el calor de la campaña electoral, lo que deja al descubierto la lógica del marketing en su versión más espuria, la cual en el juego de la democracia liberal cuanta con total validez, aun cuando su apuesta es a mellar la idea de representación engañando al electorado con una propuesta que no es tal; o como bien podría decirse en términos marketineros: Vendiéndole un producto que no necesita.