El editorial negacionista escrito hoy por el editor general de Clarín Ricardo Kirschbaum, realza la masividad en los festejos por el Bicentenario pero busca despegarla de la convocatoria y la visión ideológico- política que atravesó toda la celebración con la naturalidad perversa que caracteriza al editor.
En efecto el tontón Ricardito menciona que la multitudinaria convocatoria superó ampliamente las masivas – y agrego nefastas- concentraciones para vitorear la Guerra de Malvinas y los gigantescos actos preelectorales del radicalismo y el peronismo a fines de Octubre de 1983.
Su para nada casual olvido al desechar como punto de comparación la mayor movilización de la historia argentina que tuvo lugar el 20 de Junio de 1973 en Ezeiza con motivo de el regreso definitivo al país de Juan Domingo Perón, sirve al propósito del editorial de dejar sentado que la masividad responde al sentido de pertenencia a una patria supuestamente neutral y también a la autoconvocatoria espontánea producida por un estado generalizado de emotividad creciente.
Derribar esta argumentación que intenta naturalizar la falaz neutralidad con la que la multitud protagonizó la Conmemoración de los 200 años de la patria, requiere tomar en cuenta dos elementos para nada menores.
El primero tiene que ver con la inexistencia de la espontaneidad, parece una obviedad recalcar que la espontaneidad se da en actos que no han sido pensados y/o difundidos en mayor o menor medida y ejecutados con una fecha definida.
Claramente la Conmemoración del Bicentenario no encaja con el carácter espontáneo de una manifestación dado que cumple los tres preceptos antes mencionados, y esencialmente a tenido una difusión acorde a la importancia del evento.
El segundo elemento es mas retorcido y tiene que ver con esa idea de Patria desideologizada que durante años han intentado imponernos los sectores dominantes.
Como se ha mencionado y resaltado en tantos textos escritos sobre la celebración del Bicentenario, en oposición a lo que fuese la fiesta de unos pocos que se diera en 1910, las festividades esta vez incluyeron a los sectores populares no solo desde la participación activa en las calles sino también desde la visión que nos permitió recordar y repensar la historia de nuestro país reconociendo varios sucesos negados durante años por la “historia oficial”.
Entre ellos debemos destacar el inicio de la reparación histórica a los pueblos originarios, y el homenaje a los inmigrantes que han venido desde distintos lugares de Latinoamérica a trabajar y engrandecer la Patria.
Estos sucesos así como otros dan muestra fiel de que la visión de la Patria en la que se enmarcó cada una de las actividades, lejos esta de los postulados neutrales que intentan incluir en la misma bolsa a próceres como Mariano Moreno y Eva Perón junto con genocidas como Julio Argentino Roca o Jorge Rafael Videla.
Y fue esta visión, este sentimiento patriótico, los que conmovieron a los millones de compatriotas que se dieron cita para acompañar y protagonizar estas jornadas históricas.
La voluntad de expresar esa conmoción interna que Ricardito menciona y acomoda a su gusto, implicó necesaria mente un sentido de pertenencia que incluye una cosmovisión sobre la Patria, una forma de pensar y revisar la historia y una forma de construirnos como sociedad.
A diferencia de la uniformidad neutral mediocre que nos plantea Clarín, nosotros – y digo nosotros porque somos muchos- entendemos que el sentido de Patria implica esta cosmovisión y ciertos valores que están encabezados por la justicia social, por la necesaria redistribución equitativa de la riqueza.
Y mal que le pese al tontón, estos valores que se vieron ampliamente expresados en la Conmemoración del Bicentenario pensada y ejecutada casi a la perfección por obra del Gobierno Popular, fueron en gran medida el motor de la movilización multitudinaria, masiva, nada espontánea y fundamentalmente popular.
En efecto el tontón Ricardito menciona que la multitudinaria convocatoria superó ampliamente las masivas – y agrego nefastas- concentraciones para vitorear la Guerra de Malvinas y los gigantescos actos preelectorales del radicalismo y el peronismo a fines de Octubre de 1983.
Su para nada casual olvido al desechar como punto de comparación la mayor movilización de la historia argentina que tuvo lugar el 20 de Junio de 1973 en Ezeiza con motivo de el regreso definitivo al país de Juan Domingo Perón, sirve al propósito del editorial de dejar sentado que la masividad responde al sentido de pertenencia a una patria supuestamente neutral y también a la autoconvocatoria espontánea producida por un estado generalizado de emotividad creciente.
Derribar esta argumentación que intenta naturalizar la falaz neutralidad con la que la multitud protagonizó la Conmemoración de los 200 años de la patria, requiere tomar en cuenta dos elementos para nada menores.
El primero tiene que ver con la inexistencia de la espontaneidad, parece una obviedad recalcar que la espontaneidad se da en actos que no han sido pensados y/o difundidos en mayor o menor medida y ejecutados con una fecha definida.
Claramente la Conmemoración del Bicentenario no encaja con el carácter espontáneo de una manifestación dado que cumple los tres preceptos antes mencionados, y esencialmente a tenido una difusión acorde a la importancia del evento.
El segundo elemento es mas retorcido y tiene que ver con esa idea de Patria desideologizada que durante años han intentado imponernos los sectores dominantes.
Como se ha mencionado y resaltado en tantos textos escritos sobre la celebración del Bicentenario, en oposición a lo que fuese la fiesta de unos pocos que se diera en 1910, las festividades esta vez incluyeron a los sectores populares no solo desde la participación activa en las calles sino también desde la visión que nos permitió recordar y repensar la historia de nuestro país reconociendo varios sucesos negados durante años por la “historia oficial”.
Entre ellos debemos destacar el inicio de la reparación histórica a los pueblos originarios, y el homenaje a los inmigrantes que han venido desde distintos lugares de Latinoamérica a trabajar y engrandecer la Patria.
Estos sucesos así como otros dan muestra fiel de que la visión de la Patria en la que se enmarcó cada una de las actividades, lejos esta de los postulados neutrales que intentan incluir en la misma bolsa a próceres como Mariano Moreno y Eva Perón junto con genocidas como Julio Argentino Roca o Jorge Rafael Videla.
Y fue esta visión, este sentimiento patriótico, los que conmovieron a los millones de compatriotas que se dieron cita para acompañar y protagonizar estas jornadas históricas.
La voluntad de expresar esa conmoción interna que Ricardito menciona y acomoda a su gusto, implicó necesaria mente un sentido de pertenencia que incluye una cosmovisión sobre la Patria, una forma de pensar y revisar la historia y una forma de construirnos como sociedad.
A diferencia de la uniformidad neutral mediocre que nos plantea Clarín, nosotros – y digo nosotros porque somos muchos- entendemos que el sentido de Patria implica esta cosmovisión y ciertos valores que están encabezados por la justicia social, por la necesaria redistribución equitativa de la riqueza.
Y mal que le pese al tontón, estos valores que se vieron ampliamente expresados en la Conmemoración del Bicentenario pensada y ejecutada casi a la perfección por obra del Gobierno Popular, fueron en gran medida el motor de la movilización multitudinaria, masiva, nada espontánea y fundamentalmente popular.
Compañero Ikal Samoa
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