Cuesta poner en palabras tanta emotividad vivida en de los festejos y la conmemoración del Bicentenario de la Patria.
Cuesta por sentirse orgullosamente parte como tantos compatriotas que interpretan el momento histórico en el que vivimos como país, y cuesta porque nos ha conmovido el trabajo brillantemente diseñado y ejecutado para la ocasión.
A lo largo de los últimos cinco días hemos vivido un momento histórico, una manifestación que supo expresar los claros y oscuros de la vida argentina en los últimos doscientos años, y digo una manifestación porque a la celebración y conmemoración unificadas con tanta justeza en el conjunto de actividades pensadas y puestas en escena por obra del Gobierno Popular, se le sumaron millones de compatriotas que hicieron suyo cada instante y protagonizaron todas las jornadas.
Los festejos del Bicentenario de la patria estuvieron enmarcados en una clara visión ideológico- política que nos permitió a millones de argentinos exhibir los símbolos patrios con orgullo, entonar las estrofas de la Marcha de San Lorenzo con pasión, ser protagonistas de la historia como el deber nos llama como pueblo.
Esto, lejos de ser una mala palabra como algunos adoradores del liberalismo, negadores de la historia popular de nuestro país han pregonado siempre, es una gran virtud.
La virtud reside en que el Estado supo reconocer la pluriculturalidad de nuestro país, supo desarrollar un festejo a los grandes logros que tenemos en el haber de nuestra historia, y supo conmemorar los momentos nefastos que vivimos, y todo ello desde un revisionismo histórico que nos permite reflexionar para seguir construyendo el Proyecto Nacional del cual nos habló la Compañera Presidenta en la apertura de la cena de gala.
El Proyecto Nacional que incluye, que tiene como eje un desarrollo en dimensiones económicas, políticas y sociales con el foco puesto en el progreso y en una distribución equitativa de la riqueza.
El Proyecto Nacional y Social que entiende a nuestro país como parte inescendible de nuestra América Latina, y que fue el trazo fuerte, la idea fuerza, que atravesó toda esta conmemoración festiva.
Acorde a este trazo se hizo el reconocimiento a los pueblos hermanos de Latinoamérica y a los inmigrantes de los países de América del Sur tantas veces negados por la historia oficial, así como también se inició el camino de la reparación histórica que la sociedad argentina, no solo el Estado, le debe a Nuestros Pueblos Originarios.
El reconocimiento de que son doscientos años de la Patria pero que hay toda una historia y toda una vida en nuestras tierras antes de ello es un contrapunto para la historia oficial que tanto se ha alejado de las realidades del país, y a la vez da testimonio de esta reparación histórica que comienza.
Los stands de las provincias y de los países hermanos; los recitales; los desfiles; la inauguración del Museo del Bicentenario; las imágenes sobre el cabildo, en fin, todas las actividades que se desarrollaron tuvieron el sello del Proyecto Nacional y el maravilloso calor popular que mas que acompañar, se adueño de cada actividad, de cada instante.
El Bicentenario ha sido un momento de orgullo Nacional y Popular, de eso no quedan dudas.
Cuesta por sentirse orgullosamente parte como tantos compatriotas que interpretan el momento histórico en el que vivimos como país, y cuesta porque nos ha conmovido el trabajo brillantemente diseñado y ejecutado para la ocasión.
A lo largo de los últimos cinco días hemos vivido un momento histórico, una manifestación que supo expresar los claros y oscuros de la vida argentina en los últimos doscientos años, y digo una manifestación porque a la celebración y conmemoración unificadas con tanta justeza en el conjunto de actividades pensadas y puestas en escena por obra del Gobierno Popular, se le sumaron millones de compatriotas que hicieron suyo cada instante y protagonizaron todas las jornadas.
Los festejos del Bicentenario de la patria estuvieron enmarcados en una clara visión ideológico- política que nos permitió a millones de argentinos exhibir los símbolos patrios con orgullo, entonar las estrofas de la Marcha de San Lorenzo con pasión, ser protagonistas de la historia como el deber nos llama como pueblo.
Esto, lejos de ser una mala palabra como algunos adoradores del liberalismo, negadores de la historia popular de nuestro país han pregonado siempre, es una gran virtud.
La virtud reside en que el Estado supo reconocer la pluriculturalidad de nuestro país, supo desarrollar un festejo a los grandes logros que tenemos en el haber de nuestra historia, y supo conmemorar los momentos nefastos que vivimos, y todo ello desde un revisionismo histórico que nos permite reflexionar para seguir construyendo el Proyecto Nacional del cual nos habló la Compañera Presidenta en la apertura de la cena de gala.
El Proyecto Nacional que incluye, que tiene como eje un desarrollo en dimensiones económicas, políticas y sociales con el foco puesto en el progreso y en una distribución equitativa de la riqueza.
El Proyecto Nacional y Social que entiende a nuestro país como parte inescendible de nuestra América Latina, y que fue el trazo fuerte, la idea fuerza, que atravesó toda esta conmemoración festiva.
Acorde a este trazo se hizo el reconocimiento a los pueblos hermanos de Latinoamérica y a los inmigrantes de los países de América del Sur tantas veces negados por la historia oficial, así como también se inició el camino de la reparación histórica que la sociedad argentina, no solo el Estado, le debe a Nuestros Pueblos Originarios.
El reconocimiento de que son doscientos años de la Patria pero que hay toda una historia y toda una vida en nuestras tierras antes de ello es un contrapunto para la historia oficial que tanto se ha alejado de las realidades del país, y a la vez da testimonio de esta reparación histórica que comienza.
Los stands de las provincias y de los países hermanos; los recitales; los desfiles; la inauguración del Museo del Bicentenario; las imágenes sobre el cabildo, en fin, todas las actividades que se desarrollaron tuvieron el sello del Proyecto Nacional y el maravilloso calor popular que mas que acompañar, se adueño de cada actividad, de cada instante.
El Bicentenario ha sido un momento de orgullo Nacional y Popular, de eso no quedan dudas.
1 comentario:
Muy bueno. No se podría haber escrito mejor.
Un saludo.
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