La interna del Frente para la Victoria en la Provincia de
Buenos Aires aparece por estas horas en el centro de la escena, no sólo por la
munición gruesa con la que se vienen tirando los contrincantes – bastante mayor
a la que se tirara en la ya inexistente nacional mientras se escuchaba el coro
del no debate que contaba con las voces de Aníbal Fernández y Julián Domínguez entre
otros-, sino también, por cómo está siendo utilizada por toda la oposición con
los multimedios a la cabeza.
Es que, a las controversias de semanas anteriores que
incluyeron una discusión por el supuesto faltante de boletas el día de la
elección – si se me permite, un tema muy poco feliz planteado por el Jefe de
Gabinete- y los reiterados pedidos de varios intendentes para que el binomio
Fernández- Sabbatella deponga su candidatura – Fernando Esinoza en tanto vice de
Julián Domínguez lo hizo a viva voz en varias oportunidades-, le sucede ahora, la
operación política del tándem Lanata- Carrió, que fuera montada y publicitada
desde el domingo por la noche en la pantalla con más llegada de Clarín.
Operación que tiene como primer objetivo golpear a Aníbal
pero que no se agota sino en la apuesta por esmerilar a la Presidenta y a todo
el Frente para la Victoria a días de las PASO, y que encontró una defensa de
Aníbal con evidencias que dan cuenta de la mentira; las consecuentes demandas
penales y civiles, y una denuncia para sus competidores a quienes acusa de ser partícipes;
algo que ellos no han salido a rebatir desde los hechos si se toma en cuenta,
no la declaración de rigor sobre el rechazo a la operetta, sino su no casual
diferenciación pública del día de ayer, respecto al debate sobre el combate del
narcotráfico.
Si a ello sumamos que en momentos como estos donde las aguas
están revueltas y los ánimos caldeados, Domínguez y Espinoza decidieron ir alegremente
a bailar chacareras al programa de Marcelo Tinelli, la noche siguiente a la
emisión del programa de Lanata; por el mismo canal; y a la misma hora, las
posibilidades de rebatir lo expuesto por Aníbal casi que alcanzan su mínimo.
Más allá de lo que habrán pagado por los minutos en el
programa más visto de la televisión privada y lo que puedan entender,
significa en términos de ampliar su nivel de conocimiento entre los votantes,
resulta evidente que no era el momento y menos cuando se pretende que la
interna tiene los limites propios de quienes compiten dentro de un mismo
espacio.
Dicho esto, lo que viene poniendo de manifiesto la interna
en su integralidad, es que la disputa esta lejísimos de la de carmelitas
descalzas que le pedían a Randazzo que cumplimentara hace unos meses.
Muy por el contrario, la discusión se aprecia por el debate
de ideas o de políticas en forma reducida, y fundamentalmente, por las chicanas
y acusaciones que abren paso a una pregunta: ¿Cuán conveniente puede resultar y
cuán riesgosa es la contienda, de cara a las aspiraciones de un FpV que pretende dar una muestra de unidad?
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