La defensa corporativa de Sobrero.

De desafortunada como mínimo, podría calificarse esta suerte de defensa corporativa que salió al ruedo público desde la CGT y lo que queda de la CTA entorno a la situación judicial de Rubén “El Pollo” Sobrero acusado de ser el ideólogo de la quema de 20 vagones en el ramal Sarmiento en Mayo pasado.

Los incidentes se recuerdan tanto como la versión que se había instalado en esos días que luego sería confirmada por las pericias: el descarrilamiento de una formación, y la posterior quema de vagones no había sido producto del enojo espontáneo de pasajeros, por el contrario había sido la ejecución de un plan elaborado.

Como para muestra hace falta un botón, agregaré que entre otros elementos, las pericias, destacan que se utilizó combustible para iniciar y propagar el siniestro.

Desde luego, la confirmación sobre los elementos que prueban que el hecho estuvo armado podría no necesariamente implicar la participación de Sobrero y los otros cuatro detenidos.

Será materia judicial investigar si tal conexión entre los acusados y el hecho existió, y ahí, el caso cae necesariamente en las generales de la ley, es decir, en la suerte de el juez y los fiscales que le tocan a la causa; con sus particularidades; y con los intereses a los cuales pueden responder a ser permeables tal cual esta estructurado el Poder Judicial actualmente.

Y bien sabemos que este Poder Judicial no se ha caracterizado por tener fallos sistemáticamente favorables al Gobierno Nacional y Popular, y que lejos a estado de tomar posturas cercanas en no pocos ni menores casos.

De allí, que la defensa corporativa no tiene ni pies ni cabeza cuando se intenta argumentar desde una supuesta persecución sindical como si fuera el gobierno o un sector de este quien toma las resoluciones judiciales que en este caso como en cualquier otro son plausibles de cuestionamientos.

Es claro que cuando la CGT y la CTA realizan la defensa de Sobrero y compañía no lo hacen pretendiendo instalar que esa inexistente persecución sindical la realiza el gobierno, pero sus declaraciones que faltan a la realidad, terminan contribuyendo al juego político de los Barrionuevo; los Venegas; del Consenso Mediático – quien históricamente a demonizado al sindicalismo y ahora nos viene a contar lo buenos que son los Compañeros trabajadores-; y obviamente, de esa izquierda siniestra y oportunista que tiene un master en ejecutar actos de violencia y luego hablar de “presos políticos”.

Hablar de persecución sindical en un país que de 2003 a la fecha, año tras año, tiene paritarias, y que ha consolidado una política de gobierno que se ocupa sistemáticamente de escuchar y resolver cada conflicto laboral poniendo el acento en la protección de los trabajadores, resulta cuanto menos una falta de respeto, ya no al Gobierno Nacional y Popular, sino a los propios trabajadores y al Pueblo.

Defensas de éste tipo, de las cuales no es éste el primer caso, y en las que el corporativismo se aprecia por la forma de utilización de herramientas de los trabajadores para respaldar dirigentes o referentes acusados de realizar ilícitos, nada tienen que ver con lo que a las centrales sindicales y gremios le compete, y lo que es más grave, contribuyen al descreimiento de los propios trabajadores en la gremialidad y su potencialidad política.

Compañero Ikal Samoa