El día de mañana iniciará la cumbre del G20 en Seúl, la capital surcoreana, contando con la presencia de todos los jefes de estado de los países desarrollados y emergentes cuya intervención es determinante en la economía mundial.
En esta oportunidad, la cumbre estará signada por la denominada guerra de divisas, confrontación entre Estados Unidos y China entorno al valor monetario y el circulante, y por ello se ha venido trabajando en pos de orientar el encuentro hacia los sistemas de tasas cambiarias más determinadas por el mercado y el refuerzo de la flexibilidad de los tipos cambiarios para reflejar las bases económicas, con el objetivo de retomar el acuerdo de mínimas pactado en octubre por los representantes de finanzas del grupo.
Sin embargo, será por demás complicado poder avanzar en un acuerdo que logre modificar el escenario de creciente confrontación, dado que Estados Unidos pretende que las grandes economías de las potencias exportadoras permitan se les imponga un límite a los excedentes y déficit de sus cuentas corrientes que sería un porcentaje determinado del Producto Bruto Interno (PBI), y a ello se oponen tajantemente China y Alemania – que también han acusado a Barack Obama de amenazar la recuperación mundial debilitando el dólar vía emisión de la FED-, con apoyo de Brasil y Argentina.Es que la presión que intenta ejercer Estados Unidos, también apunta a que los países en desarrollo revalúen sus monedas para que la ecuación de competitividad se modifique, aumentando sus exportaciones para reactivar su mercado interno, y trasladando indefectiblemente los costos de la crisis a las naciones pobres.
En este contexto es que la Compañera Presidenta Cristina Fernández plantea que es necesario “lograr un poco de cooperación, porque lo que se está viendo ahora es una gran guerra de monedas y de competitividad por ver quién coloca mejor sus productos y cómo se traslada la crisis a terceros”, y advierte que las naciones desarrolladas deben llevar ante el G20 propuestas de “políticas a nivel global, así como de regulación de los movimientos de capital global, calificadoras de riesgo y países con secreto bancario”.
Cristina ha venido marcando claramente la oposición Argentina – compartida por el Compañero Brasileño Lula- a la guerra de divisas, y reclamará un acuerdo que proteja a los países emergentes durante un encuentro que se espera trabado tanto en materia financiera como comercial, y con pocos avances en materia de acuerdos.
En esta oportunidad, la cumbre estará signada por la denominada guerra de divisas, confrontación entre Estados Unidos y China entorno al valor monetario y el circulante, y por ello se ha venido trabajando en pos de orientar el encuentro hacia los sistemas de tasas cambiarias más determinadas por el mercado y el refuerzo de la flexibilidad de los tipos cambiarios para reflejar las bases económicas, con el objetivo de retomar el acuerdo de mínimas pactado en octubre por los representantes de finanzas del grupo.
Sin embargo, será por demás complicado poder avanzar en un acuerdo que logre modificar el escenario de creciente confrontación, dado que Estados Unidos pretende que las grandes economías de las potencias exportadoras permitan se les imponga un límite a los excedentes y déficit de sus cuentas corrientes que sería un porcentaje determinado del Producto Bruto Interno (PBI), y a ello se oponen tajantemente China y Alemania – que también han acusado a Barack Obama de amenazar la recuperación mundial debilitando el dólar vía emisión de la FED-, con apoyo de Brasil y Argentina.Es que la presión que intenta ejercer Estados Unidos, también apunta a que los países en desarrollo revalúen sus monedas para que la ecuación de competitividad se modifique, aumentando sus exportaciones para reactivar su mercado interno, y trasladando indefectiblemente los costos de la crisis a las naciones pobres.
En este contexto es que la Compañera Presidenta Cristina Fernández plantea que es necesario “lograr un poco de cooperación, porque lo que se está viendo ahora es una gran guerra de monedas y de competitividad por ver quién coloca mejor sus productos y cómo se traslada la crisis a terceros”, y advierte que las naciones desarrolladas deben llevar ante el G20 propuestas de “políticas a nivel global, así como de regulación de los movimientos de capital global, calificadoras de riesgo y países con secreto bancario”.
Cristina ha venido marcando claramente la oposición Argentina – compartida por el Compañero Brasileño Lula- a la guerra de divisas, y reclamará un acuerdo que proteja a los países emergentes durante un encuentro que se espera trabado tanto en materia financiera como comercial, y con pocos avances en materia de acuerdos.
Compañero Ikal Samoa
2 comentarios:
Un asunto clave, éste. Uno está dando vueltas en estos días a toda esta cuestión y pienso que lo que menos se puede esperar es claridad desde el sitio de las potencias, que están hasta las manos con la crisis financiera. Más bien, ver como aunamos esfuerzos y solidaridad entre nuestros paises para bancarnos la presión y salir airosos.
Si, hay q bancar y jugar inteligentemente. tenemos un panorama mejor q en otros momentos por el peso de China en el enfrentamiento, aunque la la hegemonía yanki sigue siendo fuerte.
Un saludo,
Ikal
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