Ayer por la tarde, la presidenta, Cristina Fernández, expuso
ante la Asamblea General de las Naciones Unidas con sede en Nueva York, y
volvió a sacar a relucir su calidad de estadista; esa que ningún otro referente
político ostenta en nuestro país.
Inició su alocución haciendo referencia al vergonzoso enclave
colonial en pleno Siglo XXI, que significa la ocupación británica de nuestras
islas situadas en el atlántico sur, y volvió a instar al Reino Unido para que cumpla
con las resoluciones de Naciones Unidas y se siente a dialogar por la soberanía
de nuestras Islas Malvinas; Georgias; y Sandwich del Sur.
Una temática con la que dio paso a una nueva crítica a la
conformación de Naciones Unidas respecto del arcaico Consejo de Seguridad, y a la
necesidad imperiosa de dar por tierra con este para conformar una nueva
institución acorde a un mundo donde en los hechos, la multilateralidad es
práctica cotidiana.
Seguido a ello, reivindico la resolución de ese cuerpo
respecto de la reestructuración de deudas soberanas de los países; resolución
que existe gracias a la propuesta Argentina, y que constituye un puntapié
inicial para ponerle un alto a los que rapiñan a partir de la devastación
económica recuperando el concepto de Soberanía Económica para los Estados.
A partir del tema de las deudas soberanas, la Jefa de Estado
dio cuenta de las consecuencias que le continúa trayendo al mundo la peor crisis
económica de la historia, y como se viene pretendiendo trasladarla desde los
países donde se originó – Estados Unidos y los europeos- a los países emergentes;
únicos responsables de sostener un crecimiento económico con desarrollo e
inclusión en estos años.
También evidenció que de esta crisis no sólo explota el tema
de las deudas; sino también el tema de los millones de refugiados económicos –
el caso de los africanos que intentan cruzar el mediterráneo a diario es el
principal-; esos de los que se habla poco pero que así como los surgidos a
parir de la guerra y la muerte, existen.
Hablar de los refugiados fue el paso previo a recordar que
las potencias occidentales, sustentaron desde su inicio el intento de golpe de
Estado en Siria al cual vendían como una batalla revolucionaria de los “Luchadores
de la Libertad”; hecho fundacional de ISIS, del que no se hacen cargo.
A continuación, la Primera Mandataria recordó y valoró el
pacto entre Estados Unidos e Irán respecto del uso de energía nuclear, y también
recordó el doble standard con el que se lo midió en comparación con el Memorándum
de Entendimiento que firmara nuestro país con el país asiático a fin de avanzar
con la causa por el atentado en la sede de la AMIA; causa que hoy se encuentra paralizada
y que sigue siendo usada como botín geopolítico.
En ese marco y haciendo énfasis en esto último, la
Presidenta le reclamo a Estados Unidos que colabore a fin del esclarecimiento y
de cuenta del paradero del ex agente de inteligencia, Jaime Stiuso, de quien,
sin nombrarlo, recordó que siempre tuvo a su cargo acciones investigativas
sobre el atentado, y era estrecho colaborador del difunto fiscal Alberto Nisman.
Sobre la causa AMIA a su vez, agregó como se vienen
conociendo en este último tiempo los múltiples lazos espurios entre sectores de
inteligencia; la fiscalía; sectores del poder judicial; e inclusive, los Fondos
Buitre.
Concluyendo, Cristina hizo un racconto de los logros a nivel
regional, no sin destacar que América Latina es una región construida desde las
distintas inmigraciones.
Dio cuenta del crecimiento económico con inclusión y
desarrollo que ha sido posible a partir de las políticas de los gobiernos que
algunos denominan populistas, y destacó el avance en materia de cooperación y
organización política regional que ha permitido un fortalecimiento
institucional que se traduce en conquistas como: El regreso de Cuba a las organizaciones
políticas regionales y el flamante acuerdo de paz obtenido entre el Estado
Colombiano y las FARC.
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