Ayer al mediodía, la Compañera Presidenta de todos los argentinos, Cristina Fernández de Kirchner, pronunció un histórico discurso ante la 66° Asamblea General de las Naciones Unidas.
Con su inigualable capacidad retórica, la Presidenta volvió a solicitarle a Irán que permita se juzguen los funcionarios acusados por el atentado a la sede de la AMIA en 1994, al tiempo que acepto la propuesta de dialogo efectuada por ese país atendiendo a que este debe traducirse en resultados concretos.
También volvió a reclamarle al Reino Unido que acate las once resoluciones de la ONU y se siente a la mesa de negociación entorno a la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, y advirtió que de no ser así pasado un tiempo prudencial, Argentina va a iniciar la revisión respecto de los vuelos Punta Arenas-Islas Malvinas que efectúa la empresa LAN Chile.
Así, Cristina volvió a poner en evidencia la ilegitimidad e ilegalidad británica en este tema, algo que ha venido haciendo el Gobierno Nacional y Popular en cada espacio diplomático al que ha asistido desde 2003, y a eso sumó, con la advertencia sobre los vuelos, un conciso mensaje soberano en cuanto a que Argentina no se va a quedar de brazos cruzados esperando.
Pero seguramente, los dos temas centrales de su intervención, y los califico así, no en desmerecimiento de los anteriores, sino entendiendo que son temas que han llegado al tope de la agenda política de la ONU de cara a esta asamblea, fueron las posiciones respecto al reconocimiento del Estado Palestino; y en cuanto a la conformación integral actual de la ONU.
En cuanto al primero, la Compañera dio un apoyo contundente para que Palestina como Estado soberano ocupe el asiento 194 en Naciones Unidas, y advirtió que negar éste derecho totalmente legítimo, lejos de contribuir a la seguridad mundial, tendrá efectos contrarios como excusa para el recrudecimiento de la violencia.
Respecto del segundo, Cristina fue un paso más allá y abogó por el fin del nefasto Consejo de Seguridad de la ONU tal cual esta conformado actualmente.
Reclamando la igualdad entre todos los países miembros, se plantó frente a las potencias en declive para sentar que Argentina considera una injustificada e ilegitima posición desigual, la que poseen aquellos países que tienen un asiento permanente con derecho a veto en el vetusto Consejo de Seguridad.
Indudablemente todos los temas que abordó Cristina, por la claridad y la firmeza con que lo hizo, dieron cuenta del carácter histórico de su discurso.
Pero fundamentalmente este último, es el que viene a cristalizar una profundización en la forma en que Argentina viene jugando en los foros internacionales, sabiendo utilizar los espacios que ha logrado conquistar en los últimos años, y plantándose como se debe porque tenemos Patria.
Compañero Ikal Samoa
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