Jornada ardua en el Senado Nacional la de ayer, que transcurrió con debates entorno a temas varios.
Entre ellos, y sin desmerecer la aprobación de la Ley de Protección para los Glaciares, he decidido referirme a otro proyecto que anda en danza gracias al impulso del impresentable y traidor vicepresidente Julio Cleto Cobos.
Una aberración denominada Servicio Cívico Voluntario que con el beneplácito de la caterva opositora en pleno – entiéndase con los votos de la UCR y el neomenemismo federal-, obtuvo media sanción de la cámara alta.
Este seudo proyecto crea un programa destinado a que jóvenes de 14 a 25 años en situación de vulnerabilidad social sean contenidos en las unidades militares.
Traducido al castellano eso significa meter a los pibes pobres adentro de los cuarteles para que no estorben en el “normal” funcionamiento de la vida cotidiana clase mediera, so pretexto de darles instrucción educativa con oficios, y olvidando la nefasta historia de las FF. AA. en la materia.
Indudablemente el impulsor de esta porquería y todas las ratas que ayer lo apoyaron, entienden que el ejército es el mejor lugar para recibir y contener a jóvenes pobres, y que sólo dando algunos retoques basta para reconvertirlo en algo así como un bachillerato dando resolución expedita al problema que tanto les preocupa.
Ahora no nos engañemos porque el problema que tanto los alarma no es el de las desigualdades sociales que tienen un componente centralmente económico que a menudo niegan a conciencia, sino las consecuencias que esas desigualdades pueden tener en materias de seguridad e inclusive, de cierta estética urbana europeizante.
Entonces con cierta facilidad, elaboran un programa que en nada apunta a la cuestión de fondo, y muy por el contrario conlleva medidas focalizadas para estigmatizar, reprimir e invisibilizar al producto de ella, aquellos jóvenes que el sistema puso en la marginalidad.
Para peor y como muestra más contundente de la real importancia que les merece esa problemática de fondo, estos cráneos que tenemos como senadores opositores definen que el programa permita saltar la educación pública formal existente, y la troque por una instrucción en una institución cuyas funciones son totalmente ajenas al ámbito académico, y que no tiene bajo ningún punto de vista, integrantes preparados para ejercer la docencia.
Dicho todo esto, no es de extrañar que el Servicio Cívico Voluntario se tratara como parte de un paquete de medidas contra la inseguridad y sin haber pasado por la comisión de educación del senado, así como tampoco lo es que nuevamente se ponga de manifiesto que el compromiso de los seres ruines opositores no es con los pobres, y menos con los pibes pobres.
Entre ellos, y sin desmerecer la aprobación de la Ley de Protección para los Glaciares, he decidido referirme a otro proyecto que anda en danza gracias al impulso del impresentable y traidor vicepresidente Julio Cleto Cobos.
Una aberración denominada Servicio Cívico Voluntario que con el beneplácito de la caterva opositora en pleno – entiéndase con los votos de la UCR y el neomenemismo federal-, obtuvo media sanción de la cámara alta.
Este seudo proyecto crea un programa destinado a que jóvenes de 14 a 25 años en situación de vulnerabilidad social sean contenidos en las unidades militares.
Traducido al castellano eso significa meter a los pibes pobres adentro de los cuarteles para que no estorben en el “normal” funcionamiento de la vida cotidiana clase mediera, so pretexto de darles instrucción educativa con oficios, y olvidando la nefasta historia de las FF. AA. en la materia.
Indudablemente el impulsor de esta porquería y todas las ratas que ayer lo apoyaron, entienden que el ejército es el mejor lugar para recibir y contener a jóvenes pobres, y que sólo dando algunos retoques basta para reconvertirlo en algo así como un bachillerato dando resolución expedita al problema que tanto les preocupa.
Ahora no nos engañemos porque el problema que tanto los alarma no es el de las desigualdades sociales que tienen un componente centralmente económico que a menudo niegan a conciencia, sino las consecuencias que esas desigualdades pueden tener en materias de seguridad e inclusive, de cierta estética urbana europeizante.
Entonces con cierta facilidad, elaboran un programa que en nada apunta a la cuestión de fondo, y muy por el contrario conlleva medidas focalizadas para estigmatizar, reprimir e invisibilizar al producto de ella, aquellos jóvenes que el sistema puso en la marginalidad.
Para peor y como muestra más contundente de la real importancia que les merece esa problemática de fondo, estos cráneos que tenemos como senadores opositores definen que el programa permita saltar la educación pública formal existente, y la troque por una instrucción en una institución cuyas funciones son totalmente ajenas al ámbito académico, y que no tiene bajo ningún punto de vista, integrantes preparados para ejercer la docencia.
Dicho todo esto, no es de extrañar que el Servicio Cívico Voluntario se tratara como parte de un paquete de medidas contra la inseguridad y sin haber pasado por la comisión de educación del senado, así como tampoco lo es que nuevamente se ponga de manifiesto que el compromiso de los seres ruines opositores no es con los pobres, y menos con los pibes pobres.
Compañero Ikal Samoa
1 comentario:
Desde ya que el compromiso de los "repúblicos opositores" es siempre con los que hicieron mierda la República.
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