miércoles, 16 de junio de 2010

La sangre en el ojo.

Lamentable sería un adjetivo que le quedaría grande a la bajada de línea en el editorial de la fecha escrito por Eduardo Van Der Kooy para el matutino insignia de un monopolio en decadencia.
Pobrísimos argumentos que muestran no sólo la mala fe para criticar y debatir, sino también una incapacidad para esgrimir conceptos que cuadren dentro de la realidad del país.
Van Der Kooy, defensor de primera línea del monopolio mediático, inicia su texto interpretando la situación actual del conflicto y describiendo la interna de los piqueteros sojeros de Gualeguaychú.
Su interpretación deforme de la realidad se empieza a hacer presente con claridad cuando afirma sobre la conducción en la interna piquetera: “la clase dirigente que, después de la ofensiva oficial, aplacó el fervor de sus discursos”.
Independientemente de cómo esta conducción venga presentando sus discursos, debo detenerme en la tergiversación que presenta la frase sobre la forma en que el Gobierno Popular viene llevando y buscando una solución al conflicto.
Naturalizando una idea que le viene como anillo al dedo para su discurso falaz sobre un gobierno dictatorial, que divide a la sociedad, etc., este vocero de Clarín introduce sigilosamente el concepto de que hay una “ofensiva oficial” hacia los piqueteros como si el cumplir con una orden judicial fuera un acto de ofensa y ataque.
Dejando entrever que el Gobierno ataca – con toda la carga negativa que tiene impresa esa palabra- a los pobres asambleistas, en lugar de decir como sucedieron los acontecimientos: El Gobierno cumplimenta una orden judicial que busca desalojar a los piqueteros pero la cumplimenta con tal responsabilidad histórica que mantiene la firme y acertada postura de no reprimir y utiliza los canales lícitos y legítimos en una democracia; los canales judiciales, el autor expone un discurso cuidadosamente pensado para victimizar a los piqueteros y demonizar al Gobierno.
Continuando con sus argumentos tendenciosos y poco serios, al mencionar al intendente de Gualeguaychú Juan José Bahillo quien otrora fuera casi idolatrado por el monopolio debido a su apoyo a viva voz al delito cometido por los piqueteros sojeros, este seudo- periodista dice “Ese joven intendente dio un brinco digno de un equilibrista y se alineó con las decisiones del matrimonio”.
Desde una perspectiva mas institucionalista, se puede decir que ese joven intendente comprendió cuales son los deberes y obligaciones de un funcionario público y se llamo a la cordura ajustándose a la ley y a su investidura.
De más esta decir que el apoyo a las posturas pro- corte que pudiera haber tenido Juan José Bahillo, y que por omisión son elogiadas en contraste con su criticado “brinco” a la racionalidad se enmarcan por lo menos en una flagrante apología del delito.
La bajada de línea tergiversadora prosigue hablando de cuan supuestamente difíciles fueron la decisión de que el Estado Nacional se presente como querellante en la causa y la ingeniería jurídica para llevar adelante esta decisión que cumplimenta la orden judicial para el Gobierno, y como este último supuestamente necesitó aferrarse a una Ley de la dictadura de Juan Carlos Onganía para argumentar ante la justicia la presentación como querellante.
Pero resulta ser que la presentación del Gobierno Popular tiene tal cantidad de elementos probatorios consistentes que la acompañan, que por lo menos resulta inverosímil el planteo efectuado por Van Der Kooy.
Ahora bien, hilando mas fino, el artículo además de abogar nuevamente por la represión y victimizar los ilícitos de los asambleistas de la soja – gran contradicción si las hay- apunta a deslegitimar al Gobierno exponiendo que se utiliza una Ley del Onganiato para tomar cartas en el corte del puente internacional como si las evidencias estuvieran de sobra, en contraste, y nuevamente por omisión, con leyes que se han derogado de la dictadura genocida.
No hay que ser muy avispado para notar la sangre en el ojo de Clarín y Eduardo Van Der Kooy tras el 7 a 0 propinado por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual al monopolio, y atar los cabos correspondientes en las intencionadas omisiones.
Es evidente que el artículo fue armado desde ese profundo rencor con bases falaces y argumentos de escueta profundidad en el pensamiento y en su acoplamiento a los sucesos, pero bien necesario era para el monopolio y su maraña de intereses espurios económicos y políticos salir a pegarle al Gobierno Nacional Y Popular para intentar tapar la aplastante derrota judicial de ayer.


Compañero Ikal Samoa

1 comentario:

Daniel dijo...

Se les nubla el futuro a toda esta gente, Columna y desvarían.

Como sube don Bartolomé en tu encuesta; ja, ja. La Nación también la tiene adentro.

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