En la madrugada de ayer, el pueblo de Salliqueló se decidió a tomar el toro por las astas y destruir el nefasto monumento que emplazado en plena ciudad, reivindicaba la Revolución Fusiladora.
Es que, a pesar de que distintas agrupaciones de la militancia peronista, legisladores nacionales y el Instituto por la Memoria del Pueblo, habían exigido en reiteradas oportunidades al intendente radical del partido Salliqueló Enrique Cattáneo, que removiera la escultura, éste había hecho caso omiso.
Inclusive la propia Cámara de Diputados de la Nación, en mayo de 2010, había aprobado una resolución en la que exhortaba a las autoridades municipales a remover el monumento por “constituir un agravio a las instituciones democráticas de nuestra República”.
Pese a todo ello, Cattáneo supo hacer oídos sordos, defendiendo por acción u omisión el funesto monolito que agasajaba el golpe militar que derrocó al gobierno democrático de Juan Domingo Perón en 1955, y que le valió a la ciudad el mote de “Capital nacional
del homenaje a los golpes de Estado”.
Como consecuencia lógica y esperable, y a modo de Justicia Popular, la acción directa se hizo presente derribando tamaña agresión a la Patria.
“Salliqueló, capital nacional del homenaje a los golpes de Estado. ¡Basta de reivindicar a golpistas asesinos! Bombardearon Plaza de Mayo dejando cientos de heridos y miles de muertos.
Fusilaron, asesinaron, masacraron, torturaron y encarcelaron a un pueblo”, decían los volantes encontrados sobre los escombros.
Sin lugar a dudas, un acto esencial; militante, digno de todos los aplausos.
Es que, a pesar de que distintas agrupaciones de la militancia peronista, legisladores nacionales y el Instituto por la Memoria del Pueblo, habían exigido en reiteradas oportunidades al intendente radical del partido Salliqueló Enrique Cattáneo, que removiera la escultura, éste había hecho caso omiso.
Inclusive la propia Cámara de Diputados de la Nación, en mayo de 2010, había aprobado una resolución en la que exhortaba a las autoridades municipales a remover el monumento por “constituir un agravio a las instituciones democráticas de nuestra República”.
Pese a todo ello, Cattáneo supo hacer oídos sordos, defendiendo por acción u omisión el funesto monolito que agasajaba el golpe militar que derrocó al gobierno democrático de Juan Domingo Perón en 1955, y que le valió a la ciudad el mote de “Capital nacional
del homenaje a los golpes de Estado”.
Como consecuencia lógica y esperable, y a modo de Justicia Popular, la acción directa se hizo presente derribando tamaña agresión a la Patria.
“Salliqueló, capital nacional del homenaje a los golpes de Estado. ¡Basta de reivindicar a golpistas asesinos! Bombardearon Plaza de Mayo dejando cientos de heridos y miles de muertos.
Fusilaron, asesinaron, masacraron, torturaron y encarcelaron a un pueblo”, decían los volantes encontrados sobre los escombros.
Sin lugar a dudas, un acto esencial; militante, digno de todos los aplausos.
Compañero Ikal Samoa
2 comentarios:
Espectacular.
Hay que poner ahi uno de Nestor!!
Saludos compañeros
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