Educación con escraches.

Un picnic, podemos hacernos con los editoriales del decadente Ricardo Roa en Clarín, y del anónimo en Infobae.
Un picnic por la catarata de lugares comunes y la brutal inconsistencia para atar un ejemplo de un concepto del programa marco de la materia Política y Ciudadanía que empezará a dictarse en los quintos años de los colegios secundarios en la Provincia de Buenos Aires, a ideas mentirosas categóricas por lo negativo como ser la baja calidad en la educación.
Claro está, que en ambos casos arman con tenacidad una estructura discursiva que no sólo niega el conflicto – raíz pura de la política-, sino que a la vez niega toda influencia de la economía real en la educación; si se me permite algo básico, porque treinta años de neoliberalismo y exclusión con la nada casual coautoría de los dueños de estos medios, han afectado por no decir destruido un sistema educativo que recién a partir de 2003 inició un lento proceso de recuperación.
Pero volvamos sobre nuestros pasos a fin de clarificar.
Les guste o no a Clarín; Infobae; y toda esa derecha negacionista por excelencia del conflicto social, la política surge del conflicto y está llamada a resolverlo parcial o totalmente de una forma u otra.
Ya sea con formas mas o menos democráticas – y cuando digo democráticas me centro en los aspectos cualitativos y cuantitativos de la participación y no en la concepción bastarda que nos pretende imponer el liberalismo-, las partes pugnan para resolver un conflicto en propio beneficio.
Y es precisamente esa pugna, esa necesaria búsqueda de acumulación de poder, la arena de la política; su escenario y su esencia, entendiendo que esta no puede jamás existir sin el conflicto social, así como este último es propio de cualquier sistema socioeconómico desigual.
Siendo el escrache una metodología de protesta, como lo son la huelga o la marcha por dar otros ejemplos, resulta obvio decir que escarchar es una forma de hacer política; de participar por más que se horroricen en las redacciones de Clarín e Infobae.
Ahora bien, entendiendo que la unidad de Política y Ciudadanía en la cual se menciona al escrache como forma de participación tiene como fin el estudio de los distintos tipos de formas de participación, resulta casi incomprensible el cuestionamiento.
Sin embargo, y entendiendo que la lógica no suele estar presente en los análisis que realizan los periodistas de los multimedios, debemos recordar que los nuevos contenidos que se observan en los programas educativos tienen estrecha relación con ajustes que permitan contener nuevos saberes, y responden a una concepción que entiende al estudiante como resignificador de conocimientos y no como alumno en términos sarmientitos.

Es evidente que ello molesta bastante a los multimedios hoy erigidos en carcamanes de una educación conservadora que hace ya varios años fue desechada hasta en los países con mejores niveles de vida del mundo, y les molesta tanto como que los contenidos estén enfocados en politizar a los jóvenes, algo tan nocivo para sus intereses.
Y de la misma forma es evidente que esta idea de atar la baja calidad educativa a la pedagogía y la docencia viene muy bien para ocultar las condiciones materiales reales en las que un chico asiste a la escuela, así como el vaciamiento educativo otrora presentado con bombos y platillos por Daniel Hadad y Clarín.
Un vaciamiento que dejo a las escuelas en ruinas, sostenidas por mucho tiempo únicamente gracias al compromiso docente.
Un vaciamiento orquestado desde el paradigma neoliberal que supo sumir al país en la pobreza y el hambre, flagelos de los cuales aún hoy vemos sus consecuencias, y bajo los cuales los chicos asistieron a clases.
Flagelos que hoy, gracias a las políticas económica; social; y educativa que viene desarrollando este Gobierno popular, se han reducido notablemente, pero la tierra arrasada que nos dejo el neoliberalismo necesitará décadas para volver a ver sus mejores bosques.
Por ello, resulta un verdadero disparate atar la calidad educativa a los programas, la formación docente y la pedagogía, cuando el aspecto socioeconómico es el único determinante.

Compañero Ikal Samoa