martes, 30 de junio de 2015

Grecia ante un momento clave.



Una sucesión de gobiernos neoliberales, previos al actual de la coalición de izquierda Syriza, que tiene a Alexis Tsipras como principal referente y Primer Ministro de Grecia, llevó, conjuntamente con las imposiciones en materia de política económica de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional,  al país heleno a una catástrofe que ya lleva seis años.
Han sido años de una agonía propia de las consecuencias que acarrean los brutales planes de ajuste.
Una agonía que hoy se traduce en índices catastróficos de desempleo y pobreza, y que hoy pone a Grecia entre la espada y la pared frente a una Europa que le continúa exigiendo la aplicación de recortes a cambio de financiamientos para pagar vencimientos de deuda – el círculo vicioso que en nuestro país supimos vivir y sufrir hasta el colapso de 2001-.
Con esta realidad, Tsipras logra llegar al gobierno el 26 de enero del corriente tras ganar las elecciones y con un programa de gobierno contrapuesto a las políticas de ajuste; un programa ambicioso que tiene como objetivo central la reactivación del mercado interno en base a políticas contracíclicas.
Desde el mismo día de su asunción, empezaron cambios significativos que incluyen, hasta la forma de negociar con la Troika – ese comité creado para extorsionar y disciplinar a los países pobres de la Unión Europea, que lo conforman la Comisión Europea ; el Banco Central Europeo; y el FMI-; algo que ha legitimado a Syriza de cara a su más reciente propuesta a la sociedad helena: El plebiscito a desarrollarse el próximo domingo a fin de definir si se aceptan o no las políticas de ajuste impuestas por la Troika para permanecer en el círculo vicioso de los supuestos salvatajes para pagar deuda.
De este plebiscito dependen, tanto el futuro de Grecia como el del gobierno de Syriza – Sin dudas la definición es clave en el rumbo económico y político del país y también en la continuidad o caída de su gobierno-, pero también a mediano plazo, el de la Troika; el del Euro; e inclusive, el de la propia Unión Europea tal cual existe actualmente – Los efectos de una victoria del No a las políticas extorsivas de ajuste sin dudas van a golpear al liderazgo alemán así como pondrán en crisis la propia concepción de la UE-.
Llendo aún más allá, el plebiscito del domingo puede significar el inicio de profundos cambios nivel geopolítico – Grecia puede ser el primero de otros que pretenda recuperar soberanía ante la UE y sin dudas tendrá en Rusia y China aliados a tal fin-, ello sin olvidarnos que tendrá un fuerte impacto en la vigente crisis económica internacional por el default griego – recuérdese que hoy iniciaría a partir de la no cancelación de un vencimiento para con el FMI-, pero más por el desafío a un sistema que sigue intentando sostener años de legitimidad de la fórmula: Democracia liberal como modo de salvaguardar los intereses concentrados de la economía a nivel mundial.

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