Una sucesión de gobiernos neoliberales, previos al actual de
la coalición de izquierda Syriza, que tiene a Alexis Tsipras como principal referente
y Primer Ministro de Grecia, llevó, conjuntamente con las imposiciones en
materia de política económica de la Unión Europea y el Fondo Monetario
Internacional, al país heleno a una catástrofe
que ya lleva seis años.
Han sido años de una agonía propia de las consecuencias que
acarrean los brutales planes de ajuste.
Una agonía que hoy se traduce en índices catastróficos de
desempleo y pobreza, y que hoy pone a Grecia entre la espada y la pared frente
a una Europa que le continúa exigiendo la aplicación de recortes a cambio de
financiamientos para pagar vencimientos de deuda – el círculo vicioso que en
nuestro país supimos vivir y sufrir hasta el colapso de 2001-.
Con esta realidad, Tsipras logra llegar al gobierno el 26 de
enero del corriente tras ganar las elecciones y con un programa de gobierno contrapuesto
a las políticas de ajuste; un programa ambicioso que tiene como objetivo
central la reactivación del mercado interno en base a políticas contracíclicas.
Desde el mismo día de su asunción, empezaron cambios
significativos que incluyen, hasta la forma de negociar con la Troika – ese comité
creado para extorsionar y disciplinar a los países pobres de la Unión Europea,
que lo conforman la Comisión Europea ; el Banco Central Europeo; y el FMI-;
algo que ha legitimado a Syriza de cara a su más reciente propuesta a la
sociedad helena: El plebiscito a desarrollarse el próximo domingo a fin de
definir si se aceptan o no las políticas de ajuste impuestas por la Troika para
permanecer en el círculo vicioso de los supuestos salvatajes para pagar deuda.
De este plebiscito dependen, tanto el futuro de Grecia como
el del gobierno de Syriza – Sin dudas la definición es clave en el rumbo
económico y político del país y también en la continuidad o caída de su
gobierno-, pero también a mediano plazo, el de la Troika; el del Euro; e
inclusive, el de la propia Unión Europea tal cual existe actualmente – Los efectos
de una victoria del No a las políticas extorsivas de ajuste sin dudas van a
golpear al liderazgo alemán así como pondrán en crisis la propia concepción de
la UE-.
Llendo aún más allá, el plebiscito del domingo puede
significar el inicio de profundos cambios nivel geopolítico – Grecia puede ser el
primero de otros que pretenda recuperar soberanía ante la UE y sin dudas tendrá
en Rusia y China aliados a tal fin-, ello sin olvidarnos que tendrá un fuerte
impacto en la vigente crisis económica internacional por el default griego – recuérdese
que hoy iniciaría a partir de la no cancelación de un vencimiento para con el
FMI-, pero más por el desafío a un sistema que sigue intentando sostener años
de legitimidad de la fórmula: Democracia liberal como modo de salvaguardar los
intereses concentrados de la economía a nivel mundial.
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