1.776, número doloroso para Mauricio Macri y su pro, que
paradójicamente es el año en el que se produjo la Independencia de los Estados
Unidos; país al cual pretende, los argentinos le rindamos pleitesía porque en
su pensamiento, sólo así estaremos adentro del mundo.
Casualidad si las hay, lo cierto es que ese es el número de
votos con los que el socialista, Miguel Lifschitz, volvió a sepultar las
añoranzas macristas por trascender porteñópolis; algo que nuevamente quedo en
ilusión, y también, hay que decirlo, en los presurosos, por no decir patéticos,
festejos de Miguel del Sel.
El candidato de Mauricio Macri, que como en 2011 volvió a
perder la elección a gobernador de Santa Fe por un margen escueto, se había
lanzado a festejar en la nochecita del 14 del corriente tras saber que en el bunker
socialista se habían asumido como ganadores.
Un festejo que se evidenciaba en el momento, era una puesta
en escena exagerada para no bajarse de la disputa electoral, y que con los
números del diario del lunes, porque hoy aunque sea miércoles es el lunes post
contienda en La Bota, pasará a la historia como igual de grotesco que aquel que
ofreciera Pinky en elección municipal de La matanza en 1999.
Para Macri, es otro duro golpe que vuelve a mostrarle
limitaciones a su proyecto político, y que se confirmó ayer por la tarde, en
momentos en que él y sus candidatos porteños presentaban – y no es joda- el o
la #subtrenmetrocleta; una sutil combinación de lo inentendible y lo ridículo
que suena a la urgencia por inventar lo que sea ante la cercanía de unos
comicios en la CABA que podrían dejarlo sin su único bastión.
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