A menos de 72 horas del incidente ocurrido en la estación
Temperley del Ferrocarril Roca, la investigación judicial empieza a dar cuenta
de detalles sobre como fue el choque del tren 2277 con la locomotora que
realizaba maniobras.
Detalles que arrojan peritajes y cámaras de seguridad, y que
empiezan a despejar dudas respecto a cómo fueron esos momentos, y cuán lejos está,
lo acontecido, de ser un accidente.
En el día de la fecha, en este sentido, se conocieron las imágenes
de adentro de la cabina de la locomotora del tren 2277, en las cuales se
observa una irregularidad ineludible: Nicolás Navarro, asistente del motorman, Diego
Sánchez, era quién conducía la formación al momento de la colisión, mientras
este último se encontraba a su lado tranquilo y sereno aún a sabiendas que lo
que estaba ocurriendo es algo estrictamente prohibido por la ley.
Todo ello, mientras desde la torre de control se le pide a
Sánchez que detenga la formación en 10 oportunidades; algo que también se
escucha en el video de la cabina, descartando así que pudiera tener apagado el
sonido del audio de la torre de control.
La irregularidad habla a las claras, no sólo de un choque que
lejos está de ser un accidente, sino también de un accionar que pone en
evidencia la inexistente importancia que Sánchez y su ayudante le dieron a las
señales de alerta que lo previnieron para que detenga la formación.
Y hablo de las señales porque mediante al mismo video,
también se observa que desde la cabina son claramente visibles las señales en
rojo que fueron violadas, así como las luminarias de la locomotora con la cual
choco el 2277.
Es deseable que el Poder Judicial siga avanzando y pueda
desentrañar todo el entramado que rodea a un incidente que ya tiene al motorman
y su ayudante detenidos, y que tuvo como más destacable intervención pública del gremio
La Fraternidad hasta ahora, casi como burlándose de los heridos que dejo el choque, la
amenaza de un paro por parte de su titular, Omar Maturano, apenas se conocieron
las detenciones.
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