Finalmente, ayer se termino dando, puntos más puntos menos, el resultado que se preveía para la segunda vuelta electoral en la CABA.
Con holgado margen, Macri logró su reelección ante el esperable naufragio del sueño heroico de un Daniel Filmus incapaz de salirse de la media y achicar los márgenes.
Podría desde este espacio darle con un caño por los demasiados errores que se cometieron para mi gusto en todo el proceso electoral de la ciudad, pero no lo haré porque entiendo que posiblemente aún no cometiéndolos Macri hubiera ganado igual.
Y me permito abrir y acentuar esa posibilidad comprendiendo que entre las varias lecturas que uno puede hacer sobre el triunfo pro, asignándosele con mayor o menor fuerza la preeminencia a distintos factores, hay uno que pienso fundamental: la dimensión cultural.
La dimensión cultural es la que nos influencia a la hora de percibir un hecho; la que nos marca los parámetros de lo aceptable e inaceptable en la sociedad; y la que nos impone el sentido común aquel que a su vez, a diario, contribuimos a conformar con actos que jamás consideraríamos relevantes.
A partir de esta, la persona se construye y se identifica con un grupo social, y también en oposición a otros grupos sociales.
Lógicamente, es atravesados por esa dimensión cultural, que vivimos y analizamos la realidad, y en consecuencia que pensamos la política y la practicamos en sus distintas formas.
Desde luego, ella tiene disímiles formas de influir y también es interpelada por los hechos sociales a diario por lo que no podríamos afirmar que es un factor único e inmutable que define las prácticas políticas de los sujetos y los grupos sociales.
Por el contrario sus mutaciones, sus cambios, obedecen a que es un terreno en disputa y que venimos disputando como espacio político.
Pero su relevancia es mucha, sobretodo cuando partimos de la realidad que nos impone el vivir en la sociedad de los mass media quienes cumplen hoy un papel no menor en su conformación y sostenimiento.
Entonces, si la dimensión cultural en la que hoy hacemos política aún engloba un concierto de definiciones; modos; y acciones que hacen a la cosmovisión neoliberal, es lógico que ello tenga su expresión en algunos momentos de la democracia liberal.
Compañero Ikal Samoa
3 comentarios:
El problema es cuando el periodo se alrga tanto porque el macrismo o la derecha neopopulista , viene monopolizando el poder en la ciudad practicamente desde 2003 y contando parmanentemente con el apoyo de la mass-media que en este caso se siente reresentada mas que nunca por alguien que viene de su seno
Un abrazo
De Ivo Xavier Diez:
Estoy de acuerdo con el sentido de la nota y creo que por ese lado deben ir los análisis y las posteriores estrategias, no solo políticas sino también comunicacionales, educativas, sociales.
Algunos cambios pueden llevar años; modificar el sentido construido a lo largo de décadas (sino siglos), llevará necesariamente mucho tiempo y esfuerzo.
En lo personal no dejaron de sorprenderme por estos días los comentarios adyacentes a las posturas políticas (en el ámbito privado). He oído desde descalificaciones sociales hasta prejuicios racistas y hasta reivindicaciones de clase. Todo con una naturalidad que sorprende o ¿acaso nadie escuchó la frase "hay que matarlos a todos"?
Entonces hay que revisar las diversas dimensiones que tiene la posición política dominante en la capital del país, el discurso público y privado, la formación, la integración con el resto del territorio, en fin esas cuestiones culturales que habrá que discutir abiertamente sin menoscabar el mensaje de los medios y la publicidad misma. Una tarea amplia y multidisciplinaria que no se puede dejar solo en manos de la política.
Es CIERTO que dANIEL fILMUS ha sido ATACADO DESDE ADENTRO Y DESDE AFUERA Y SE LA REBANCÓ. Posiblemente, igual hubiera perdido, aunque no se hubiesen cometido algunos errores. Debemos batallar culturalmente más que nunca, hacia afuera, y hacia adentro del movimiento, también.
abrazo
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