miércoles, 3 de agosto de 2011

Estados Unidos: El default que no fue y el modelo de país parasitario.

Mientras la caterva de defensores del fracasado modelo neoliberal saludan y reverencian el desastre aprobado por el congreso de Estados Unidos que implica, en la práctica, la defección total y completa del tibio programa de gobierno de la administración demócrata de Barack Hussein Obama, las voces críticas se multiplican aquí y en otras partes del mundo desnudando el costosísimo impacto que tendrá haber evitado un default que responde plenamente a lo que es la economía del imperio hoy en día.
Siempre con la conciencia puesta en privilegiar a las corporaciones que dominan el mundo virtual de las finanzas, el famoso acuerdo que bien podríamos traducir en una rendición incondicional de Obama ante el Tea Party – el ala más nefasta por lo retrograda y ortodoxa, del Partido Republicano-, no hace más que ratificar que el rumbo económico de la otrora primera potencia industrial del mundo, sigue signado por la vigencia de la teoría del derrame.
Con esa teoría, en 2008 se salvo a los bancos ante la crisis mundial devenida de la burbuja inmobiliaria, y ahora, se pateó para adelante un default elevando el límite de deuda a tomar.
Cuando estalló la burbuja inmobiliaria, las recetas aplicadas buscaron salvar a los bancos argumentando esa falacia sobre como luego estos, derramarían en el mercado interno ese salvataje multimillonario.
Ahora, la receta adoptada fue subir el techo de la deuda permitida para endeudarse en el mercado de capitales y con ello pagar los vencimientos inminentes.
Eso sí, la nueva deuda tomada es mayor y con más intereses a pagar que la anterior, y la claudicación de los demócratas implica recortes monumentales del gasto público y la imposibilidad de aumentar los impuestos a los sectores que mas ganan.
En este caso como en 2008, la teoría del derrame se vuelve a hacer presente ya desde la absurda premisa que señala los supuestos beneficios nunca comprobados sobre como el sostener la confianza del mercado de capitales genera crecimiento y desarrollo.
A partir de ello se sale a tomar más deuda para pagar y se recortan gastos para ahorrar y pagar más en el futuro porque evitar el default se asume como un todo.
Pero como ya se ha corroborado demasiadas veces, el camino escogido para emplazar algo que parece inevitable en el esquema económico estadounidense actual, lejos de atender los principales problemas, los irá profundizando.
Y los irá profundizando porque la teoría neoliberal aplicada no atiende las causas centrales de la debacle las cuales residen en la economía real.
Estados Unidos es un país que ha destruido su matriz productiva y la ha ido suplantando por el no muy útil mundo de los servicios y las finanzas.
No muy útil porque no es generador de valor agregado, así como no produce ni crecimiento ni desarrollo del mercado interno.
A ello sumemos que no genera exportaciones ni permite acumular divisas, y tiene un limitado alcance en la generación de trabajo.
Por ello, no deben llamarnos la atención declaraciones tan atinadas como las de el primer ministro ruso Vladimir Putin quien ayer en un acto afirmó que Estados Unidos “Vive por encima de sus posibilidades, gravando a la economía global con sus problemas y viviendo como un parásito de la economía global”.
Es obvio que un país que poco produce y por consiguiente casi nada aporta a la economía mundial real, esa que aunque desdichadamente relacionada con la timba financiera, sigue siendo el único motor de crecimiento y desarrollo de los Pueblos, no puede merecer otra definición más que la dada por Putin.
Es precisamente esa su condición de inserción global, y en la insistencia por sostenerla desde las corporaciones, encontramos las raíces de los gravísimos problemas económicos que afectan a sus cuentas nacionales con menor relevancia de lo que afectan a su sociedad.
Porque la insistencia en ser un parásito es lo que le trae aparejado abrazar las falsas premisas que lo llevan a tener un Estado que interviene sólo para garantizar los intereses de las corporaciones y abandona a los sectores desprotegidos de sociedad a las crueles leyes del mercado.
En efecto, lo que trae como consecuencia lógica y previsible haber evitado el default, no es otra cosa que continuar deteriorando el mercado interno mediante recortes del gasto que impactarán de lleno en la población trayendo menos producción; menos trabajo; mas desocupación; y mas pobreza.
Pero claro, al dogma neoliberal no le importan las trágicas consecuencias, pues este solo apunta a salvaguardar los intereses concentrados de la economía; a salvaguardar el modelo de país parasitario.



Compañero Ikal Samoa

1 comentario:

Daniel dijo...

Ikal, este post es un lujo.

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