Con los tapones de punta, salieron hoy desde el Consenso Mediático en pleno a atacar al Gobierno Popular y en especial al Compañero Ministro del Interior, Florencio Randazzo, por haber evidenciado la catarata de mentiras publicadas entorno a los contundentes resultados electorales del 14 de agosto en las PASO.
Como era previsible, la intolerancia a la realidad que pretenden ocultar, y la necesidad de continuar imponiendo relatos que se ajusten a sus intereses particulares no se hicieron esperar.
En ese marco, apelaron una vez mas al slogan “ataque a la libertad de prensa”, porque como bien sabemos en su concepción dictatorial, ellos son los dueños de la verdad; la opinión; y la comunicación.
Pero sus pretensiones de incuestionabilidad son cada vez más insostenibles ante una sociedad que continúa desarrollando un crecimiento superlativo de espacios que abrazan la circulación de la palabra como lógica de comunicación, y ello se entiende tanto por la construcción popular histórica que tiene en al Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual su logró mayor, como por el proceso de degradación que vienen sufriendo como producto puro y exclusivo de su forma alevosa de desinformar.
Es lógico que en la sociedad prosiga creciendo el número de habitantes que les de la espalda a diario cuando mienten sistemáticamente ocultando, cuando no falseando, datos duros de la realidad, y tal es lo acontecido respecto al tratamiento que le dieron al resultado de las PASO.
Alentaron las inexistentes - en términos legales y formales- denuncias de una oposición desesperada, sabiendo que estas no tenían ni pies ni cabeza ante un resultado de tamaña magnitud, y jugaron a desprestigiar de cara a la sociedad un proceso electoral impecable.
Porque para los multimedios, la voluntad popular es aleatoria de la misma forma que el sistema democrático liberal, y serán cuestionadas o no en base a si contribuyen a sus esquemas de dominio económico; social y cultural.
Eso sí, para intentar resguardarse cuando los datos duros de la realidad apalean sus pretensiones de validez, apelaran convenientemente y cual blasfemia, a ellos, y al slogan vacío con el cual buscan imponer perversamente su supuesto lugar de victimas y de privilegiados naturales de la comunicación.
Ayer y hoy operaron así, haciendo uso de todas sus repetidoras sin vergüenza alguna, como era de esperar.
Compañero Ikal Samoa
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