El fracaso del modelo educativo chileno.

Con un saldo parcial de 874 estudiantes detenidos y demostrando el poder represivo que sostiene el Estado chileno, el saldo político que viene a dejar el conflicto irresoluto sobre la educación en el país trasandino es muy claro.

Es muy claro respecto del fracaso intrínseco que contiene el modelo educativo chileno, que lo atraviesa en lo teórico y lo práctico.

Ese fracaso intrínseco, no es otra cosa que la premisa fundante consistente en pensar y elaborar la educación atada a la lógica mercantil; imaginar y edificar un sistema educativo como un bien de consumo más entre tantos otros bienes del mercado.

Ahí es donde el modelo chileno falla de lleno y se hace irracional; donde se conforma con la ilegitimidad consumada, y aparece ante una sociedad como un objeto de acceso restringido.

Porque la lógica mercantil de la educación, lo que trae como consecuencias previsibles es la garantía cuando no profundización de las diferencias socioeconómicas.

En una sociedad dividida en partes inequiparables en lo socioeconómico; en una sociedad en la cual se arraiga una desigualdad inmutable gracias al tantas veces elogiado por las ratas neoliberales modelo económico chileno, la educación lejos de ser una posibilidad de disminuir la brecha a futuro, la agudiza y la perpetúa gracias a su característica privatista y elitista.

En Chile la educación de grado es en su totalidad privada con lo que para poder acceder hay que pagar.

Ello trae aparejado lógicamente, que no todos puedan acceder – pues no todos tienen la plata para pagarla-, y deviene de esa premisa fundante que en lugar de pensar a la educación como un derecho de los pueblos; como una obligación del Estado indelegable, la elucubra como un servicio de consumo el cual tiene un costo de acceso.

Se hace evidente entonces que la educación ya no se presenta como una posibilidad de crecimiento social para todos sino para unos pocos quienes al ser parte de los sectores pudientes se sirven de los privilegios de monopolizar los saberes y la producción de conocimiento.

Entonces, son las clases media y alta quienes gozan de lo que debiera ser un derecho de todos, y quienes se terminan sirviendo de sus beneficios extensibles a lo largo del tiempo mientras los sectores populares; excluidos del saber y sus herramientas, deben resignarse a ser marginados y quedar imposibilitados de cualquier tipo de ascenso social.

Contra este modelo educativo se vienen movilizando los estudiantes quines han obtenido como respuesta del vergonzoso gobierno de Sebastián Piñera, la ratificación del mismo y la brutal represión.

El presidente chileno se viene manejando con la evidente intensión de no asumir el conflicto; de negarlo al mejor estilo del pensamiento único, pero a pesar de ello, no podrá evitar ese saldo político devenido que da cuenta del fracaso absoluto del modelo educativo para pocos.

Compañero Ikal Samoa