Una de las consignas que se escuchó el jueves pasado en la
protesta opositora, y que no casualmente los multimedios suelen repetir hasta
el hartazgo, es la que aboga por seguridad jurídica partiendo de la suposición
de su inexistencia.
Según la premisa, su inexistencia resultaría fundamental
para entender, entre otros, la también supuesta falta de inversiones privadas.
Ahora bien, resulta que los números de la realidad, una vez
más, dan por tierra con esta cadena de razonamiento falaz, tal como se expone
en un informe del Ministerio de Industria que detalla las inversiones de la
industria automotriz en lo que va del año.
“La industria automotriz sigue siendo uno de los sectores
líderes del proceso de crecimiento y reindustrialización de la Argentina, por lo que
las principales empresas a nivel mundial continúan con el desarrollo de sus
inversiones en el país”, explica y detalla que “los proyectos anunciados en lo
que va del año alcanzan los 9.565 millones de pesos”.
“Mercedes Benz, Honda, Fiat, Pirelli, Ford y Flecha Bus son
algunas de las firmas más activas en aporte de capitales en 2011”, agrega y señala que se
prevé un incremento notable de las inversiones en 2013.
Por su parte y ampliando lo expuesto en el informe, la
titular de la cartera, Débora Giorgi, explicó que “alentamos este tipo de
inversiones productivas que apuestan al mercado nacional, con la generación de
valor agregado, equilibrio de la balanza comercial y exportaciones hacia la
región”, y que “el sector automotriz en Argentina creció entre 2003 y 2012 en
torno del 420%”.
Sería deseable que alguno de todos los que viven hablando de
la inseguridad jurídica, pudieran explicar como es que las inversiones de las
empresas líderes a nivel internacional en el sector automotriz, se han
incrementado de forma exponencial del 2003 a la fecha, cuando según sus palabras, este
país no brinda las condiciones para la inversión de capitales privados
externos.
Lo que sucede en realidad, es que el lobby hecho entorno a esa
inseguridad jurídica inexistente, no se da sólo en pos de replicar la supuesta falta de
condiciones, sino porque el Estado viene actuando para que se reinviertan las
utilidades y no se fuguen como es el deseo de todo capital externo.
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