Justicia.

Con un fallo que honra la memoria; la verdad y la justicia, ayer por la tarde, el Tribunal Oral Federal N ° 1 de Córdoba condenó al ex dictador genocida Jorge Rafael Videla y su lacayo el ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército Luciano Benjamín Menéndez, a prisión perpetua.
La condena se dio en el marco del juicio oral que se les realizó por los delitos de tormentos; homicidio; y privación ilegal de la libertad cometidos en esa provincia durante la última dictadura.
Estos dos genocidas fueron juzgados junto a otros 28 imputados de los cuales 21 resultaron condenados – 17 de ellos con prisión perpetua- y 7 absueltos.
En el caso de Videla así como de esos otros 21 condenados, deberán cumplir su condena en cárcel común, mientras que en cuanto a Menéndez, el cumplimiento de la pena será evaluado por una comisión médica ya que el imputado durante el juicio oral, fue internado en varias oportunidades.
Los 21 genocidas condenados restantes son:
Vicente Meli: prisión perpetua
Víctor Pino Cano: 12 años de prisión
Emilio Juan Huber: 14 años de prisión
Enrique Pedro Mones Ruiz: prisión perpetua
Miguel Ángel Pérez: prisión perpetua
Gustavo Adolfo Alsina: prisión perpetua
Carlos Hibar Pérez: 10 años de prisión
Mauricio Carlos Poncet: prisión perpetua
Jorge González Navarro: prisión perpetua
Raúl Eduardo Fierro: prisión perpetua
Marcelo Luna: prisión perpetua
Calixto Luis Flores: prisión perpetua
Yamil Jabour: prisión perpetua
Alberto Luis Lucero: prisión perpetua
Carlos Alfredo Yanicelli: prisión perpetua
Juan Eduardo Ramón Molina: prisión perpetua
Miguel Ángel Gómez: prisión perpetua
Hermes Oscar Rodríguez: 12 años de prisión
José Eugenio San Julián: 6 años de prisión
Fernando Martín Rocha: 8 años de prisión
Mirta Graciela Anton: 7 años de prisión
Por otro lado, fueron absueltos Osvaldo César Quiroga, Luis David Merlo, Luis Alberto Rodríguez, Ricardo Cayetano Rocha, Gustavo Rodolfo Salgado, Francisco Pablo Daloia y José Antonio Paredes.
Este fallo sin lugar a dudas tiene un carácter histórico por la condena y la forma de cumplimiento de la misma, pero también por es significado político y social que expresan.
Y ello no sólo en cuanto a la continuidad de un proceso que viene entendiendo a los Derechos Humanos como una política central; de estado, sino también porque dignifica a una sociedad que en algunos sectores supo ser cómplice del genocidio perpetrado, y nos muestra que dentro de éste Poder Judicial que tantas veces nos suele avergonzar, aún hay hombres y mujeres dispuestos a otorgar justicia desde la comprensión profunda de los hechos aberrantes planificados y con fines concretos que ejecutó el brazo militar de la dictadura.

Compañero Ikal Samoa