A diferencia del Memorando de Entendimiento a fin de poder
avanzar en el esclarecimiento del atentado a la sede de la AMIA que firmaran
otrora Irán y nuestro país, el pacto nuclear conocido ayer, que tiene a Estados
Unidos; sus socios occidentales europeos; Rusia; China; e Irán como
protagonistas, ha generado una catarata de elogios en la oposición local;
catarata que no casualmente se olvida la histórica búsqueda de Estados Unidos
por destituir el régimen iraní y lo que podemos traducir como una defección
para con esa obsesión imperial.
Es que Estados Unidos, presionado por sus socios pero más
por Rusia y China, tras años de demonizar a la república asiática se vio
obligado a ceder y avanzar en un acuerdo que le permita centrar su atención
sólo en el Estado Islámico; otro producto exclusivo de su política gendarme
imperial.
Irán, hasta hace meses el demonio sobre la tierra según la óptica
occidental – aquí incluimos a los rastreros socios del país del norte: Gran
Bretaña, Francia y Alemania-, pasó entonces a ser uno más en el concierto de
las naciones con un acuerdo que no hace más que reconocer lo que sus dirigentes
políticos actuales y anteriores han dicho siempre: Su desarrollo nuclear
siempre fue con fines energéticos pacíficos; algo que obviamente no corre para
todas las potencias que participaron del pacto, fundamentalmente para la de
América del Norte.
Lógicamente, para el país de oriente medio, el pacto es un éxito
respecto de su potestad para llevar adelante políticas propias que le permitan
un desarrollo energético; lo que también se traduce como una victoria soberana,
pero que también tiene un significado en materia de Relaciones Internacionales:
El hecho en sí es un triunfo de la multilateralidad y al mismo tiempo representa
otra muestra más de la creciente decadencia de la hegemonía norteamericana.
Es, probablemente, la toma de conciencia respecto de esto
último, lo que lleva al gobierno de Barack Obama a una decisión pragmática que si
bien mella su relación con Israel, su aliado histórico creado a tal fin en la
región, le permite poner toda su vocación imperial en lo que ya es hoy en la
práctica, un califato constituido con un amplio territorio y no pocos recursos.
Es que la aparición; el crecimiento; y la consolidación del
Estado Islámico son ahora la primera preocupación para las potencias
occidentales y sus multinacionales; deseosas por controlar la región más rica
en petróleo del mundo.
1 comentario:
Hacer acuerdos con Iran no es intrinsecamente malo.
Si el acuerdo es para eliminar o restringir la posibilidad de que Iran tenga una bomba atomica entonces el acuerdo es bueno.
Si el acuerdo que se hace con iran apunta a que los sospechosos de una atentado terrorista sigan impunes entonces el acuerdo es malo.
La bueno o malo del acuerdo no depende de las partes que formen el acuerdo, depende de que es lo que se acuerda... No es tan dificil...
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