Macri tras la segunda vuelta porteña.

La del domingo en la CABA, fue la última contienda electoral jurisdiccional previa a las PASO del 09 de agosto, y a la vista de los acontecimientos, resulta evidente que ha llevado a modificar cuanto menos, el discurso opositor de cara a la recta final.

Es que en rigor, existe un gran debate que lejos está de saldarse, respecto de cómo influye en los votantes, esta suerte de campeonato electoral – si se me permite innecesario y profundamente desencantador para el ciudadano de a pie- que recorre el país como previa a la elección nacional.

Es claro que, aunque esa posible influencia - difícil de interpretar sobre todo cuando aún no se han realizado los comicios- deje incógnitas varias, sí ha sido determinante para que Mauricio Macri le hiciera honor al nombre de la alianza electoral que pretende encabezar tras ganar las PASO; pues su discurso de claudicación histórica tras el ajustadísimo triunfo del pro el domingo, dejó en evidencia la urgencia de Cambiemos por cambiar ese perfil contrario a todas y cada una de las políticas centrales del Proyecto Nacional.

Es más, por si hacía falta, Macri bajó hoy mismo su última bandera en cuanto a relato refiere – quizás su emblema-, al decir que negociaría en términos duros con los Buitres; algo que contrasta con sus declaraciones reiteradas hasta hace un par de semanas respecto de ir y pagar lo que el juez municipal de Nueva York, Thomas Griesa, le pretende imponer a nuestro país.

Resulta indiscutible entonces, que el pretendido líder opositor que viene impulsando el Poder Económico, va a fondo con su golpe de timón a fin de evitar, por lo menos este segundo domingo de agosto, el naufragio de su sueño presidencial.

Pero el discurso del Intendente de la CABA no es lo único que se vio drásticamente modificado a partir del 3,09% de diferencia entre Larreta y Lousteau.

Junto al mismo, también apareció el festival de críticas de los multimedios opositores, tanto para con él, como para con su tropa; no precisamente por el cambio argumentativo, el cual igualmente aprovecharon para denostar, sino por un resultado que lastima y saca a relucir las diferencias respecto de la estrategia electoral – “Mauricio: Era con Gabriela y sin desdoblar”, le achacan, no sólo los dueños de la comunicación, sino también más de uno en la tropa propia, que conforma a se suceden los acontecimientos aumentan su desconfianza respecto de los designios de “Cara de Piedra” Durán-.

Habrá que ver si Macri tiene la capacidad de reorganizar a los suyos en función del cambio de estrategia – aquí Larreta y Ritondo pueden jugar roles clave, uno porque en la práctica ha sido quién ha llevado adelante la gestión porteña estos 8 años y el otro por su llegada a nivel territorial-, y lo que es más relevante, si el propio cambio está a tiempo de poder ser valorado, y de serlo en el sentido pretendido por él.