El título, no es ni más ni menos que la diferencia entre el
porcentaje de votos obtenidos por la formula macrista, Horacio Rodríguez
Larreta- Diego Santilli, y la fórmula de
la colectora del pro denominada ECO, Martín Lousteau- Fernando Sánchez, sólo si
se toma como total a los votos emitidos de manera afirmativa – entiéndase por
uno de los dos candidatos- en el ballotage celebrado ayer en la CABA.
Si se toma el total de participantes – entiéndase como tales
no sólo a los que votaron por alguna de las dos fórmulas sino también a los que
expresaron su voluntad en los comicios anulando o votando en blanco, y a
quienes vieron sus votos impugnados o recurridos-, el porcentaje se ve reducido
a 3,09 siendo que el pro alcanza el 48,55% mientras ECO llega al 45,46%.
Una diferencia escueta, de apenas 54.745 votos, en una
segunda vuelta en la que la participación cayó al 69,38% - algo que debe
explicarse tanto por el inicio de las vacaciones de invierno que trajo
aparejado un éxodo importante desde el viernes por la tarde, como por la
decisión, en menor medida, de una porción de ciudadanos de no legitimar el acto
electoral; ambas sumadas a un habitual porcentaje de ciudadanos que suelen no
participar (ahí se incluyen personas con movilidad reducida o quienes teniendo
domicilio en la Ciudad viven en el exterior por dar dos ejemplos)-, y en la
cual, por primera vez desde que Mauricio Macri es intendente, el pro perdió en
más comunas de las que ganó – de las 15 comunas en 9 ganó Lousteau mientras que
en sólo 6 lo hizo Rodríguez Larreta-.
Indudablemente, el triunfo, que confirma la tendencia de
victorias oficialistas jurisdiccionales, está lejos de cumplir con aquellas
altas expectativas que el Jefe de Gobierno porteño actual tenía cuando pensó
que con Larreta como candidato podía arañar el 50% en la primera vuelta y sacar
por lo menos 20 puntos porcentuales en la segunda; números que hubieran servido
parta intentar plantar su relato de cara a las PASO nacionales, y que por ende,
que hubiesen oficiado de plataforma de lanzamiento para sus, ahora, golpeadas
aspiraciones presidenciales.
Es que el pro en su único bastión, ni siquiera pudo lograr
más de la mitad de los sufragios emitidos en una segunda vuelta que Macri mismo
había tomado como un plebiscito de su candidatura presidencial.
Un duro golpe para sus anhelos, fruto de un creciente voto
castigo.
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