La batalla simbólica en la Policía.

En el día de la fecha, se publicó en el Boletín Oficial la Resolución 167/2011 del Ministerio de Seguridad que encabeza la Compañera Nilda Garré, por la que se dispone el cambio de los nombres en las escuelas de instrucción de la Policía Federal Argentina.

De esta forma, se instruyó al jefe de la Policía Federal a reemplazar los nombres de la Escuela Superior de Policía “General de Brigada Cesario Angel Cardozo” que ahora pasará a llamarse Escuela Superior de Policía “Comisario General Enrique Fentanes”, la Escuela de Cadetes “Coronel Ramón Lorenzo Falcón” la cual pasa a denominarse Escuela de Cadetes “Comisario General Juan Angel Piker”, y la Escuela Federal de Suboficiales y Agentes “Comisario General Alberto Villar” que ahora se titulará Escuela Federal de Suboficiales y Agentes “Don Enrique O’Gorman”.

A su vez, se modificará la cartelería; banderas de ceremonia; insignias; y demás inscripciones de las instituciones mencionadas, y se iniciara, en el marco de las actividades formativas de aspirantes a agentes; cadetes; y del resto del personal, la difusión de las trayectorias profesionales de los tres ex miembros de la fuerza que ahora son homenajeados con la utilización de sus nombres para denominar las escuelas de formación.

La resolución que lleva la firma de la Compañera ministra de Seguridad, expone en sus considerandos que resulta pertinente que las instituciones formadoras de policías, posean denominaciones en relación a “la trayectoria de personas que han contribuido con su accionar a proteger la vida, las libertades, los derechos y las garantías de los ciudadanos; así como a fortalecer el desarrollo institucional de la Policía Federal Argentina, el profesionalismo de la labor policial, la integridad, la justicia y los lazos de la Institución con la comunidad nacional”.

Por ello la elección de Enrique O’ Gorman, quien desempeñó la Jefatura de la Policía Federal Argentina entre los años 1867 y 1874 contribuyendo en la reorganización de dicha fuerza, y dispuso, entre otras cosas, la finalización de la aplicación de barras y cepos a los detenidos en comisarías, por considerarlos instrumentos de tortura.

Y también las de los comisarios generales Juan Ángel Pirker, quién desempeñó la Jefatura de la Policía Federal Argentina entre los años 1986 y 1989 y aportó a la integración de la Institución con la sociedad preocupándose por conocer las necesidades sociales, y Enrique Fentanes, reconocido en los ámbitos institucionales y académicos como el más ilustre teórico de la labor policial.

Indudablemente, la resolución adoptada es de enorme importancia de cara a poder conformar una fuerza de seguridad que contenga en su accionar los valores humanos, democráticos y populares necesarios en la construcción de una sociedad mas igualitaria.

Es de enorme importancia porque actúa directamente sobre el orden de lo simbólico en un ámbito donde el peso de la simbología suele ser mayúsculo.

El reconocimiento de los agentes entre sus pares, así como de cara a la sociedad lo grafican con certeza, y para muestra basta con ejemplificar que las insignias en el uniforme de cada agente simbolizan su escalafón, y por tanto a quienes obedece y a quienes manda; o que tareas debe realizar y cuales no.

De igual forma, la simbología cumple un rol distintivo y doctrinario en los establecimientos formativos, y tiene estrecha relación con como un agente interpela a la fuerza y así mismo.

Por ello estas modificaciones tienen un peso específico propio, porque destierra nomenclaturas que desde el vamos interpelan a los aspirantes a cadetes desde la óptica del policía represor; ventajero; ruin e inhumano, y avanza en una necesaria batalla simbólica hacia adentro de la fuerza, pero también de cara a su relación con toda la sociedad.

Compañero Ikal Samoa