El 17 de noviembre de 1972, tras 17 años de exilio forzado por los traidores a la Patria de la Fusiladora y sus herederos en gobiernos subsiguientes, el General Juan Domingo Perón volvía al país y se reencontraba así con su Pueblo.
Con nuestro Pueblo, el que supo organizarse y resistir con valentía ese nefasto periodo de proscripción política y constantes avasallamientos a los derechos sociales.
El que con su bravura e hidalguía, se comprometió y profundizó la organización política; la militancia, a pesar de los fusilamientos.
El que sostuvo las banderas peronistas y abrazó la consigna “Luche y Vuelve”.
Aquella jornada, a pesar del monumental despliegue de las fuerzas de seguridad impuesto por la dictadura de Alejandro Lanusse, miles de militantes lograron cruzar el río Matanza bajo una fuerte lluvia y llegar al Aeropuerto Ministro Pistarini de Ezeiza para recibir al General que al llegar, fue retenido y trasladado al hotel de Ezeiza en donde tuvo que permanecer hasta la madrugada del 18.
Aquella histórica jornada, representó para el Pueblo y fundamentalmente para la juventud, una victoria enorme tras años de resistencia y lucha.
Una victoria por el significado político que implicaba el regreso del General en términos de reconfiguración del escenario nacional, y en cuanto a la valoración de las organizaciones por su crecimiento cuantitativo y cualitativo apreciable en sus capacidades de incidencia real.
Una victoria que tiene un claro paralelo con el actual momento histórico en la política y la militancia como herramientas transformadoras de nuestra realidad social; política; económica; y cultural.Hoy, en condiciones políticas distintas a las de aquel 17 de noviembre, la militancia sigue siendo clave para comprender e intervenir en el día a día.
Ello se lo debemos a Néstor Kirchner como padre de este proyecto, pero también a todos los compañeros que pusieron el cuerpo y la vida en la gloriosa resistencia peronista.
Compañero Ikal Samoa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario