Eran las 18.00 horas de ayer y el atardecer empezaba a dar paso a las luces de la nocturnidad porteña, cuando nos encontramos con el entrañable Compañero Mauro Burraco en una de las plazoletas de Avenida de Mayo y 9 de Julio.
Habíamos hablado horas antes por teléfono para combinar ese punto de encuentro, a sabiendas del cabal significado que tenía la jornada tanto en lo político como en lo emotivo.
Luego del saludo correspondiente, nos encaminamos hacia la zona del escenario donde la Compañera Presidenta Cristina Fernández encabezaría la inauguración del retrato mural de Eva en la fachada del ex Ministerio de Obras Públicas, no sin antes tomar algunas fotografías alegóricas a la convocatoria, y desde luego, comer unos choripanes como amerita todo acto peronista.
Siguiendo la infalible claridad del Compañero Burraco para encontrar buenas ubicaciones en actos masivos, pudimos apostarnos a la izquierda del escenario, y desde allí vimos llegar a las columnas de distintas organizaciones del Movimiento Nacional y Popular, así como a referentes y autoridades nacionales y provinciales que fueron acomodándose en sus respectivos lugares.
Entre saludos a compañeros que nos cruzaban, y comentarios varios, el tiempo fue transcurriendo, la noche se hizo presente y llegó la hora señalada.
Eran las 20.25 cuando inició el acto con una presentación que dio paso a un hermoso video sobre Eva y como se fue armando el gigantesco retrato mural.
Entre imágenes y fragmentos de sus discursos que sonaban a todo volumen en la 9 de Julio, y que nos entregaban la fortaleza; el ejemplo vivo, de quien junto al General Perón cambiaron la historia para siempre, la emotividad más pura, se fue apoderando de los presentes quienes en muchos casos no ocultaban alguna lágrima.
Evita conquistó nuestros corazones desde su fuerza inquebrantable en la lucha, pero también, desde su forma de entender la realidad y hacer política para transformarla, y eso resulta inevitablemente fundamental para comprender el significado acabado de lo que ella representa para quienes somos peronistas, aún para quienes no vivimos en sus tiempos.
El video concluyó con un estruendoso aplauso que resultó el complemento perfecto para el paisaje de antorchas encendidas que bien representaban ese fuego que nunca pudieron apagar de la líder espiritual de la nación.
Un estruendoso aplauso que continuó cuando empezó a caer la enorme bandera argentina que tenía como telón el retrato mural permitiendo así observarlo en su máxima plenitud, y que se profundizó cuando la Compañera de ceremonial pronunció esas palabras que cada vez que oigo, me llenan de orgullo: “Habla al país, la Presidenta de todos los argentinos, la Dra. Cristina Fernández de Kirchner”.
Cristina comenzó su discurso explicando sobre el mural: “La quise mirando al sur, hacia las fábricas y hacia esos puentes donde miles de trabajadores cruzaban un 17 de octubre para alegrar a Perón”.
Seguido a ello, subrayó a “la Eva profunda, la Eva política y combativa, que se envolvía en la bandera y ofrecía generosa su vida consumiéndose” y destacó que su fallecimiento fue “su pase a la inmortalidad”.
“Ella fue la más odiada, pero la más amada, la más agraviada y descalificada, pero la más venerada, la más vejada, pero hoy eternamente victoriosa mirando a la historia definitivamente, con el amor de su pueblo y el reconocimiento, me atrevería a decir, de todos los argentinos” agregó y aseveró que “si de algo no se puede dudar, es de su dimensión histórica, política, humana y cultural”.
Urgía “rendir este homenaje en este lugar, donde se realizó hace sesenta años el cabildo abierto, cuando le vinieron a ofrecer más de dos millones de trabajadores la vicepresidencia del país” señaló la Compañera antes de afirmar “esa mujer que hoy desde el fondo de la historia nos enseña que nada se obtiene sin sacrificio, que enfrentarse a los poderosos tiene un precio, que defender a los humildes y a los que menos tienen cuesta caro, y que ella pagó con su vida gustosa el precio de ser recordada para siempre como la abanderada de los humildes, como una mujer del pueblo”.
Concluyendo, la Presidenta expuso: “Como se recuerda a los grandes, queremos rendirle homenaje en nombre de todas las mujeres, de todos los jóvenes que levantan su nombre y lo llevan a la victoria, en nombre de los millones de trabajadores que recuperaron sus puestos de trabajo, en nombre de los intelectuales, científicos, estudiantes y de todos los argentinos que confían en que una patria mejor puede ser construida con el aporte de todos”.
“Que esta imagen sea símbolo de que debemos superar viejas antinomias y que es necesaria la unidad nacional” remarcó como palabras finales mientras los aplausos se mezclaban con los gritos de “¡Viva Eva!” y empezaba a sonar el “¡borom bombom, borom bombom, para Cristina la reelección!” a modo de telón popular…
Tuve el honor de vivir un acto histórico eran las palabras que recorrían mi mente entre imágenes de lo acontecido, mientras caminaba ya de regreso a casa.
Es que el acto homenaje a Eva Perón; la Capitana de los trabajadores; la abanderada de los humildes; nuestra Evita, tiene un significado indeleble a los procesos populares que ha vivido la Patria y Latinoamérica toda, y viene a recordarnos la vigencia de su legado político y lo que nos representa al interpelarnos en éste momento en el que el país vuelve a abrazar un Proyecto Nacional y Popular.
Compañero Ikal Samoa
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