A partir de entender que el voto porteño a Macri del día domingo no puede observarse desde una visión simplista producto del enojo por el resultado, y desde luego, teniendo como premisa corroborada nuevamente esa dificultad cuando no hostilidad, que se le ha presentado históricamente al peronismo en el territorio de la Capital, urge avanzar en un análisis que pueda aproximar una lectura sobre la composición de aquel voto que transformara al pro en la primera fuerza de cara al ballotage.
Como arrojan los números finales, el macrismo terminó ganando en toda la ciudad aunque no fue igual su desempeño en las distintas comunas.
A partir de este dato, y sabiendo que la composición socioeconómica de la CABA no es homogénea en todo su territorio, es que uno no puede simplificar las causas con el tándem clase media acomodada – conservadora – gorila.
No vamos a negar la existencia de un sector que responde a este tándem socioeconómico e ideológico pero no está cerca de ser el todo, y más allá de la influencia que ejercen en mayor o menor medida, el consenso mediático y el neoliberalismo cultural subsistente - el cual sigue siendo su paraguas ideológico y práctico-, tanto en la retroalimentación de ese tándem, como en otros sectores de la sociedad porteña, resulta evidente que esta explicación es inacabada.
El simple hecho de la existencia de un voto cruzado significativo, es decir, electores que anteayer optaron por Macri y en la elección nacional lo harán por la Compañera Cristina, viene a corroborar que subyacen otras causas que nos permiten profundizar sobre la cuestión, y las cuales van en coincidencia con los niveles dispares de voto al pro en las comunas.
Si vamos al terreno de los números, observamos que mientras en las comunas 2 (Recoleta); 13 (Belgrano y Núñez); y 14 (Palermo) el pro obtuvo porcentajes superiores al 50 % - y aquí sí sería atribuible el tándem al cual antes nos referíamos-, la situación es cuantitativamente diferente en las comunas 3 (Balvanera y San Cristóbal); 4 (Barracas, La Boca, Parque Patricios y Nueva Pompeya) ; 5 (Almagro y Boedo); 7 (Flores y Parque Chacabuco); 8 (Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Soldati); 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda); y 10 (Floresta, Monte Castro, Vélez Sarsfield, Versalles, Villa Luro y Villa Real), donde no llegó al 45 %, y donde claramente, las condiciones socioeconómicas de sus habitantes muestran diferencias notables respecto de las anteriores e inclusive entre si mismas, .
Dicho esto y dando por sentado que la penetración cultural neoliberal que tiene su correlato en la política profesional en la cual Durán Barba es el rey, atraviesa en mayor o menor medida a todos los sectores sociales por lo que estas cinco comunas lógicamente no están exentas, debe destacarse que el pro ocupó el lugar en la escena política que le resguarda dicha penetración a los partidos de su condición, y ello tuvo sus esperables números finales.
Pero esto, indudablemente termina decantando a partir del espacio que no supimos ocupar nosotros - esto dicho a pesar de la buena elección realizada, y siendo conciente de como se ha militado a conciencia y con enorme esfuerzo- con nuestras lógicas de construcción, opuestas a las neoliberales de la espectacularización de la política; antagónicas, con nuestra capacidad militante, y con nuestras formas de comunicar ideas y políticas reales.
Porque justamente, lo que subyace entre las razones del voto macrista en estos territorios que no cuadran en la tilinguería, es la posibilidad perdida de disputar el discurso, de ocupar un espacio que urge ocupar para avanzar en una construcción política que apunte a la masividad y la participación.
Es claro que nosotros, el Movimiento Nacional y Popular, el Frente para la Victoria, no damos ni daremos la batalla electoral con las mismas armas que las dan los partidos de la política profesional porque no respondemos a las lógicas neoliberales de acumulación de poder.
Pero que no usemos esas armas rastreras que tanto daño hacen a la política y a la sociedad, no sólo no implica que no apuntemos a recuperar espacios, sino que por el contrario, nos obliga a repensar y practicar la política desde nuestras lógicas de cara a la segunda vuelta, esas que tanto nos vienen permitiendo avanzar en la construcción del Proyecto Nacional.
Compañero Ikal Samoa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario