Se conoció ayer una foto con la que se pretendía dar por
cerrado un acuerdo entre el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, y el ex
funcionario jujeño radical de la Alianza, Gerardo Morales.
En la lógica del armado nacional, ese que Emilio Monzó nunca
le pudo cumplir a Mauricio Macri en el pro, el massismo intenta sumar lo que
sea por derecha, sin distinción partidaria, y aspiró, por medio de uno de sus
operadores bonaerenses más notorios, Raúl Pérez (Ver el Blog del Ingeniero paramás datos), a instalar el acuerdo juejeño, con Morales como el candidato a
gobernador del FR.
Al margen de la desmentida del propio radical ayer, quién
expresó públicamente que su candidato presidencial está, por ahora, en las internas
del FAUNEN, y se llama Ernesto Sanz, lo cierto es que la operetta – fallida o
no, con el tiempo se verá- renovadora pone sobre el tapete las enormes complicaciones
que tiene todo el arco opositor para configurar una candidatura con estructura
nacional.
Massa, al igual que Macri, padecen aún ahora el problema de
la huerfanidad de estructura, mientras que el FAUNEN, a la inversa, por lo que
todavía subsiste de la estructura nacional radical, sufre la ausencia de un
candidato con la capacidad de ser referencia en todo el país.
La acumulación de precandidatos sin fuste en este último, no
hace más que poner de manifiesto algo que como complemento explosivo, posee
visiones contradictorias sobre la realidad y una incapacidad fundada en acordar
bases para un proyecto político.
Es sin dudas, el estadio de incertidumbre constante que
ostenta el pan- radicalismo, casi como condición fundante de su existencia –
entiéndase: las definiciones sobre los temas de fondo atentan contra el acuerdo
de mínima existente-, el que habilita operaciones y coqueteos constantes de dirigentes
que no están pensando en la dimensión nacional sino en conseguir un paraguas
que les sirva para competir en la interna provincial.
En este marco, se hace más que entendible la foto entre
Sergio Tomás y Gerardo Rubén.
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