Ricardo Roa, editor general adjunto del diario estrella de la corporación, suele hacer de sus editoriales bajadas de línea naturalizadoras de ciertas posiciones políticas, contraponiéndolas al supuesto carácter antinatural de las posiciones opuestas.
No casualmente las posiciones que defiende a rajatabla e intenta naturalizar, y entiéndase por esto último buscar imponerlas como condiciones normales en una sociedad, son posiciones que favorecen política, social y económicamente a la corporación Clarín.
Como argumentaciones para desarrollar esta táctica de forma sistemática, Roa suele partir de preceptos ligados a las bondades que supuestamente otorgan trillados y efectistas conceptos como el dialogo, el consenso, las redefiniciones que en los últimos años han venido queriéndonos imponer sobre el federalismo, y desde luego la gran vedet mediática: la libertad de prensa, siempre y cuando sea tomada como la definen sus amigos de la SIP.
Ahora bien, resulta ser que la libertad de prensa de la SIP, tiene entre sus cánones fundamentales posiciones políticas como la que implica que los medios y sus sirvientes pueden decir cualquier cosa de cualquiera en cualquier momento y lugar y a su vez no pueden ser criticados.
Como si estuvieran en un pedestal intocable e inigualable, las corporaciones mediáticas pretenden ser intocables, a lo que se suma el codiciado principio de ostentación del monopolio de la información.
Esto último choca de lleno con todos los canales de comunicación alternativos que han venido surgiendo, entre ellos las redes sociales informáticas como Facebook o Twitter.
En su editorial de la fecha, el sirviente Roa le pega al Gobierno Popular por el uso precisamente del Twitter, y a la vez aprovecha la volteada para sugerir lo negativo de su utilización.
Con pretensiones negativas que contradicen de manera flagrante al multimedios que defiende, el cual ha hecho de las noticias de impacto breves – y cada vez mas asiduamente mentirosas- y las peleas en un ring, fueren por el canal comunicativo que fueren, una bandera mediocremente irrenunciable, el lacayo corporativo busca invalidar el uso de Twitter, sobre todo si de información pública se trata.
Pero las razones de su crítica no son las que ha expuesto, sino que la utilización de estos nuevos canales quita al intermediario y con este quiebra el monopolio informativo de los pulpos mediáticos nucleados en la SIP.
Esa es la mayor espina que lo atraviesa a Roa y no puede sacarse, esa es la razón para intentar desacreditar el uso que puedan darle el Canciller Héctor Timerman y el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández con bajezas como supuestos equipos armados para comunicar, como si ello fuera algo negativo, o el colmo de la intolerancia expresado con “Twitter puede ser muy útil. Pero no mejora la gestión de nadie”.
No casualmente las posiciones que defiende a rajatabla e intenta naturalizar, y entiéndase por esto último buscar imponerlas como condiciones normales en una sociedad, son posiciones que favorecen política, social y económicamente a la corporación Clarín.
Como argumentaciones para desarrollar esta táctica de forma sistemática, Roa suele partir de preceptos ligados a las bondades que supuestamente otorgan trillados y efectistas conceptos como el dialogo, el consenso, las redefiniciones que en los últimos años han venido queriéndonos imponer sobre el federalismo, y desde luego la gran vedet mediática: la libertad de prensa, siempre y cuando sea tomada como la definen sus amigos de la SIP.
Ahora bien, resulta ser que la libertad de prensa de la SIP, tiene entre sus cánones fundamentales posiciones políticas como la que implica que los medios y sus sirvientes pueden decir cualquier cosa de cualquiera en cualquier momento y lugar y a su vez no pueden ser criticados.
Como si estuvieran en un pedestal intocable e inigualable, las corporaciones mediáticas pretenden ser intocables, a lo que se suma el codiciado principio de ostentación del monopolio de la información.
Esto último choca de lleno con todos los canales de comunicación alternativos que han venido surgiendo, entre ellos las redes sociales informáticas como Facebook o Twitter.
En su editorial de la fecha, el sirviente Roa le pega al Gobierno Popular por el uso precisamente del Twitter, y a la vez aprovecha la volteada para sugerir lo negativo de su utilización.
Con pretensiones negativas que contradicen de manera flagrante al multimedios que defiende, el cual ha hecho de las noticias de impacto breves – y cada vez mas asiduamente mentirosas- y las peleas en un ring, fueren por el canal comunicativo que fueren, una bandera mediocremente irrenunciable, el lacayo corporativo busca invalidar el uso de Twitter, sobre todo si de información pública se trata.
Pero las razones de su crítica no son las que ha expuesto, sino que la utilización de estos nuevos canales quita al intermediario y con este quiebra el monopolio informativo de los pulpos mediáticos nucleados en la SIP.
Esa es la mayor espina que lo atraviesa a Roa y no puede sacarse, esa es la razón para intentar desacreditar el uso que puedan darle el Canciller Héctor Timerman y el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández con bajezas como supuestos equipos armados para comunicar, como si ello fuera algo negativo, o el colmo de la intolerancia expresado con “Twitter puede ser muy útil. Pero no mejora la gestión de nadie”.
Compañero Ikal Samoa
1 comentario:
Esto resume todo, Ikal:
"Pero las razones de su crítica no son las que ha expuesto, sino que la utilización de estos nuevos canales quita al intermediario y con este quiebra el monopolio informativo de los pulpos mediáticos nucleados en la SIP"
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