Regreso tras el receso estival, y veo a mis espaldas, un
enero donde lejos de atenuarse, se acentuaron los intentos desestabilizadores
que aún ahora repercuten en la economía y el ánimo social, fundamentalmente el
del medio pelo que supimos conseguir.
Nada nuevo bajo el sol, pues las maniobras de Shell en pos
de la mega devaluación tan anhelada por los poseedores de los medios de
producción y la reticencia del oligarca conocido a liquidar exportaciones, son
parte del combo- apuesta al fin del Estado como regulador conciente de una
economía cartelizada.
Desde luego, todo ello regado por la comunicación que merece
cada cartel, a la cual los opositores de los Pasos Perdidos y el municipalismo de
moda, intentan trepar como de lugar.
Urgen reflexiones varias sobre el momento y la necesidad de profundizar
– Más de uno esta pensando en un “Hola IAPI” acompañado por un “Chau Shell”-,
pero el hecho anterior a rever es la medalla que gustosamente se cuelgan hoy los
miembros del Club de los Devaluadores, pero que bien podrían colgarse los
abanderados del medio pelo, en relación a los cambios en lo que a acopio de
dólares refiere; una derrota cuya potencialidad económica vemos fogoneada por
los desestabilizadores de siempre.
Nada nuevo bajo el sol.
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