Cristina en la 68° Asamblea de la ONU.

Ayer a la noche, la Presidenta de todos los Argentinos, Cristina Fernández de Kirchner, habló en la 68° Asamblea Anual de Naciones Unidas.
En su alocución, planteó cuatro temas centrales que hacen a los intereses de nuestro país y la región.
En primer lugar, recordó la reciente firma del acuerdo con Irán para avanzar en el proceso judicial por el atentado a la AMIA, y expresó que hasta el momento no ha recibido respuestas de la contraparte, pero que “lo cierto es que hay un nuevo gobierno - en ese país- y esperamos tener una respuesta positiva”. 
“Creo que pasó un tiempo más que prudencial para dar respuestas, que las merecen las víctimas y lo merece la propia República Islámica de Irán, si quiere mostrarle al mundo que hay un gobierno diferente y hay acciones diferentes”, señaló la jefa de Estado.
En segundo lugar, reiteró el reclamo para que Gran Bretaña cumpla con las resoluciones de la ONU y se siente a dialogar por la soberanía de nuestras Islas Malvinas, y fue más allá, haciendo referencia a los ejercicios militares que el invasor viene realizando en el Atlántico Sur. 
“No andamos condenando el uso de la energía nuclear con fines de guerra y al mismo tiempo desplazamos submarinos nucleares como nos pasa a los argentinos en nuestra disputa de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas donde el Reino Unido militariza el Atlántico Sur y envía submarinos nucleares. No tenemos doble estándar, no somos hipócritas”, explicó, y demandó por “la necesidad de acabar con el doble estándar y que las decisiones de este organismo multilateral se cumplan a rajatabla por los débiles y los fuertes, los grandes y los pequeños”.
En tercer lugar, la Presidenta se refirió al problema con los fondos buitres al manifestar que “somos víctimas seriales – los argentinos- de esas reglas no escritas de los lobistas, las calificadoras de riesgo, los derivados financieros, que siguen especulando como buitres sobre países que caen en default”, y que hoy le toca a la restructuración de deuda de nuestro país “pero podría ser la de cualquier otro país en muy poco tiempo. Este no es un problema de la Argentina, es un problema del mundo”.
En este sentido, pidió que se reconozcan la permanente voluntad y cumplimiento de pagos de la deuda por parte de Argentina, a menos que se intente “instalar una doctrina de escarmentar, castigar a la Argentina porque pudo salir del pozo, generar empleo, generar crecimiento, pagar a los acreedores, sin las recetas que quería imponer el Fondo Monetario Internacional”, y explicitó “la necesidad de determinar una regulación global del mercado y una intervención porque el mundo necesita una normativa global para una gobernanza global. De la misma manera que se pide respetar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la pedimos normativas y respeto a la soberanía de los países, y fundamentalmente de los países que queremos cumplir”.
El último tema en el que sentó posición, fue en una necesaria reforma del Consejo de Seguridad que “ha probado ser obsoleto” para resolver crisis como la que atraviesa Siria. 
“No hay guerras justas, sólo la paz es justa”, aseguró, y puntualizó que “la paz y la seguridad no son conceptos militares, son políticos y por ello deben ser velados por los dirigentes gubernamentales”.
En este contexto remarcó que la crisis en Oriente Medio reclama como solución “el reconocimiento del Estado Palestino y el derecho a Israel a vivir dentro de sus fronteras”.
La presidenta, como en años anteriores, dejo en claro las posiciones sobre los temas centrales para nuestro país pero que afectan a la región y al mundo.
Volvió a plantear que la ONU debe tener la potestad para hacer cumplir sus resoluciones, y que deben repensarse órganos vetustos como el Consejo de Seguridad.
A su vez, expuso las enormes falencias que viene generando el libertinaje neoliberal en materia de economía financiera internacional, y recalcó que sus consecuencias son también, aunque ocultadas sistemáticamente, violaciones a los Derechos Humanos en cuanto a perdidas de trabajo; salud; educación; y alimentación.
En este aspecto como en lo que a la guerra y la seguridad refiere, volvió a plantarse desde un lugar de aval y profundización de una legalidad internacional que ponga a todos los países en condición de igualdad a la hora de debatir, y que permita una regulación que impida que sea el poder económico el que tome las definiciones en el mundo.