Ayer, el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno,
se reunió con los dueños de las cadenas de supermercados con dos objetivos –
logrados cabe recalcar-: Prorrogar el acuerdo de precios por dos meses más y definir
las condiciones para el lanzamiento de la flamante SuperCard, la tarjeta que
permitirá un consumo con mayores beneficios en las cadenas que la utilicen.
Respecto del primero, cómo era de esperar y contra los
pronosticadores neoliberales de catástrofes económicas, no hay día 61,
posterior al acuerdo de precios, y su prorroga se explica a partir del éxito,
tanto en el cumplimiento del mismo como en el crecimiento de las ventas - fue
del 14% en febrero según cifras oficiales-.
Estos dos datos dan cuenta de la capacidad de negociación
efectiva que tiene el Estado Nacional frente a un actor no menor en la cadena
de precios como son los supermercados, y el acierto que ha significado un
acuerdo que fundamentalmente cuida el consumo familiar.
En cuanto al segundo, el lanzamiento de la tarjeta es otra medida
que se toma trabajando en conjunto con este sector, pero que ya se prevé
ampliar hacia los supermercados chinos y las casa de electrodomésticos quienes
pretenden sumarse en breve
La
SuperCard permitirá un financiamiento que reduce drásticamente
las usureras comisiones bancarias que pagan consumidores y supermercadistas, y
es por ello que se pretende ridiculizarla desde el poder económico que ve
afectados sus intereses.
Ambas medidas apuntan - la primera ya viene dando sus frutos- a garantizar que los precios de los productos no sean un factor de deterioro del salario familiar, y ponen en evidencia la necesidad de la intervención estatal para la existencia de un mercado interno viable.
Ambas medidas apuntan - la primera ya viene dando sus frutos- a garantizar que los precios de los productos no sean un factor de deterioro del salario familiar, y ponen en evidencia la necesidad de la intervención estatal para la existencia de un mercado interno viable.
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