La respuesta macrista a la protesta social es la represión,
y ayer asistimos a una nueva confirmación con el violento desalojo de la Sala
Alberdi del Centro Cultural San Martín.
Ocupada por artistas y estudiantes que vienen denunciando
hace años el vaciamiento pro del espacio cultural, la sala Alberdi fue el
escenario de la brutalidad macrista más despiadada de la mano de su brazo
armado, la nefasta Policía Metropolitana.
Más de una veintena de heridos, entre los que se cuentan dos
heridos con balas de plomo - Mario Fumaroni y Fernando Ruffa-, fue el doloroso saldo de un episodio que deja en
evidencia cual es el sentido con el que el macrismo pensó y orquestó su
fuerza policial.
Porque no es casual que la Policía Metropolitana
sea el pozo ciego en donde recalan todos los agentes exonerados de la Policía Federal y la Policía de la Provincia de Buenos
Aires, como tampoco lo fue que sus primeros dos jefes – recuérdese que el
primero, Jorge “Fino” Palacios, esta acusado por encubrir el atentado a la sede
de la AMIA en
1994- estuvieran implicados en las escuchas ilegales por las cuales el
intendente va a juicio oral en calidad de imputado.
No es casual, sino una consecuencia de la planificación de
una fuerza destinada y útil a los fines represivos.
Así la orquestaron, Macri, quién hoy justifico la represión
con un invento: “Nunca vi artistas con
facas y bombas molotov”, y su cínico jefe de seguridad, Guillermo
Montenegro, quien califico a los heridos de bala como “un hecho aislado”.
Párrafo aparte merece la fiscal macrista en lo penal,
contravencional y de faltas, Claudia Barcia, quien firmó la orden represiva en
conocimiento del habitual accionar de la policía macrista en estos casos.
La represión como respuesta ante la protesta social, y en este caso
puntual ante la resistencia a la política de vaciamiento cultural que el
macrismo viene haciendo desde que gobierna la CABA, se vio plasmada ayer en un nuevo lamentable
episodio que nos invita a reflexionar sobre el sentido de la existencia de una
fuerza de seguridad porteña.
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