La semana de campaña que está culminando, ha estado signada
por el descenso en las encuestas que ha venido teniendo el candidato de
Cambiemos- pro, Mauricio Macri, desde el Niembro gate en adelante; algo a lo
que han referido medios oficialistas y opositores, y que cuadra en un escenario
donde aún con un pequeño crecimiento en la intención de voto por parte de
Sergio Massa, la hipótesis que continúa en franco fortalecimiento, es la de una
definición el 25 del corriente.
Desde el lunes a primera hora, cuando los voceros de campaña
del pro empezaron a repetir su cuasi imploración para que Felipe Solá decline
su candidatura a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, argumentando
que es la única forma de que no gane Aníbal Fernández - discurso que se reiteró
sistemáticamente hasta ayer y fue publicitado con no poca estima pro parte del
sector más gorila de los multimedios opositores-, hasta ayer, con la
aparición en escena del Intendente de la CABA rodeado del peronismo outsider
añejado, han sobrado las muestras de una urgencia por acomodar el discurso de
campaña para frenar la caída como sea.
Es que Mauricio Macri y sus laderos, que también a diario
necesitan repetir como un mantra ante todo micrófono al que acceden que va a
haber ballotage; señal inequívoca de la urgencia por reinstalar un clima que
cada vez parece más alejado, están ingresando en una suerte de espiral de
desesperación que los lleva a protagonizar hechos que quedan en evidencia por
su búsqueda netamente efectista.
Ahí cuadra el coro contra Felipe Solá, así como también, la
inauguración de la primera estatua a Juan Domingo Perón en la CABA; suceso que
al margen de ser un insulto a la memoria y obra del General, puede terminar
convirtiéndose en un arma de doble filo para las aspiraciones macristas.
Es que, si Macri siempre pretendió aparecer como el
candidato netamente opositor que de hecho, logró contener a la mayor parte del
voto antiperonista, su foto de ayer, con el peronismo más viejo; rancio; y
ajeno a la palabra legitimidad, aparece como una forma de espantar a sus
votantes naturales, y por otra parte, difícilmente le permita arrebatarle algún
voto peronista a Massa – sigue vigente, más que nunca, aquello de que el
votante peronista de Massa jamás se inclinaría por una opción como Cambiemos
que nuclea a todos los dirigentes que habitual y públicamente desprecian al
peronismo-.
El escenario continúa abierto pero como me ha dicho más de
un conocido que no adhiere al Movimiento Nacional y Popular, el candidato de
Cambiemos se viene colocando en el
lugar del derrotado.
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