miércoles, 14 de octubre de 2015

Previsibilidad, gobernabilidad y continuidad.



La campaña ha ingresado en su recta final bajo un clima social extraño, por no decir ajeno a la misma.
Ajeno porque la instalación de la elección, así como la de sus candidatos y lo que aspiran a representar, está lejos de ser la de otras ocasiones, y en este sentido, quedan expuestas las debilidades propias de la incapacidad por conmover al electorado.
Esta incapacidad, que también da cuenta de la ausencia del debate en profundidad; siempre difícil de dar en el marco de una campaña electoral, sin embargo, no ha sido privativa de instalar de manera parcial, el eje de la previsibilidad como acumulador de voluntades.
Un eje de discusión que, fomentado desde el Frente para la Victoria, apunta a dar el debate desde una perspectiva de continuidad  con garantía de gobernabilidad; algo que fortalece a Daniel Scioli y muestra las debilidades de sus oponentes a escasos nueve días de los comicios.
Es que, con el eje de la previsibilidad, Scioli viene pudiendo demostrar lo que es y hacia donde apuntaría su presidencia, tanto desde la gestión como desde sus anticipos diarios respecto del gabinete que conformaría en caso de ganar la elección – entiéndase desde el punto de vista de los años como gobernador que le sirven de plataforma para decir: La gente ya me conoce, hasta los nombres para las distintas carteras que dan cuenta de la idea de continuidad de un proyecto, aún con matices-; referencias a las que Mauricio Macri y Sergio Massa, no pueden alcanzar – el primero por las propias limitaciones que implica su fuerza política y haber gobernado un distrito como la CABA, y el segundo porque por más nombres que tire al aire, le es imposible demostrar capacidad de gestión-.
Si a ello sumamos que la gobernabilidad resulta central en lo que hace a la previsibilidad, más en un contexto en el que no aparece nítidamente instalada una voluntad de cambio, es claro que el candidato peronista aparece como el único con capacidad para garantizarla, y a ello también apunta la convocatoria de ya cuatro gobernadores actuales para ser parte de su gabinete.
Esto último no es casual, como tampoco lo viene siendo el cambio de discurso opositor que cada vez intenta evitar más la durante tantos años pretendida demonización de la idea de continuidad; dato que a su vez, se presenta como una muestra de debilidad propia de quien tiene que actuar un papel que no siente.
Previsibilidad y gobernabilidad entonces, aparecen como dos conceptos frente a los cuales Scioli da testimonio mientras los opositores hacen agua, y esto, de cara a unos comicios a los que se llega con la idea de continuidad cada vez menos cuestionada, puede ser la fortaleza que defina la elección en favor del primero.

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