martes, 6 de octubre de 2015

La herencia.



Está de moda por estos, no casualmente sino más bien como parte de la táctica electoral de opositores de todas las trincheras y colores, hablar de la supuesta pesadísima herencia que deja el Gobierno Nacional y Popular.
Así, los que llevaron al país al colapso multiplicando la deuda externa de forma escandalosa al tiempo que vaciaron el Banco Central, intentan instalar el verso sobre un BCRA sin dólares y un endeudamiento en crecimiento.
Nada más alejado de una realidad que muestra a nuestro país, no sólo con 4 veces más reservas que en 2003 – cabe destacar que durante estos 12 años el nivel de reservas siempre estuvo abismalmente por encima de lo que se heredó de los gobiernos neoliberales previos-, sino también con un desendeudamiento que constituye uno de los pilares centrales del kirchnerismo.
Cabe recordar que al asumir Néstor Kirchner, la deuda representaba casi dos veces el PBI, mientras ahora, incluyendo el pago del día de ayer sobre el cual también intentaron sembrar dudas que hoy ya aparecen como constatadas mentiras opositoras, alcanza apenas un 40%, colocando a nuestro país entre los que menos deuda tienen en el mundo.
Esto, gracias a una política de desendeudamiento que en 12 años, tiene en su palmarés, haber levantado todos y cada uno de los muertos que nos dejó el default, así como los vergonzosos “Megacanje” y “Blindaje”, que acordaron los economistas de Mauricio Macri cuando eran funcionarios de la Alianza, con el FMI.
Este Gobierno además, le quito el yugo del Fondo al país al cancelar íntegramente la deuda con ese organismo multilateral de usura; algo que en la práctica permitió la recuperación de la soberanía en materia económica.
Aún con los nuevos bonos colocados, que han permitido al Estado - también contra todo el cuento opositor respecto del supuesto aislamiento argentino en su posibilidad de tomar deuda- obtener financiamiento a las tasas que hoy se pagan en un mundo cuya economía atraviesa la crisis más importante de su historia, la herencia de la deuda aparece como un problema controlado que no termina siendo factor macroeconómico condicionante de las políticas; entiéndase que no impide avanzar en el desarrollo nacional y tampoco tiene factores del Poder Económico internacional detrás que tengan las armas para fijar las políticas como si ocurría otrora.
Dicho esto, cabe destacar que la disputa con los Fondos Buitre, crucial para la viabilidad de las reestructuraciones de deuda soberanas a nivel mundial, últimamente viene mostrando certidumbres dados los fallos favorables a nuestro país que cada vez más, evidencian el desaguisado jurídico del Juez municipal de Nueva York, Thomas Griesa.

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