Si de marketing político hablamos, que mejor que referirse a
Sergio Massa actuando los guiones ideados desde esa lógica, que ya se presentan
como el núcleo central de su campaña de cara a las PASO.
Es que el jefe del Frente Renovador Peronista, ha salido a cumplimentar distintas escenas que muestran sus notables cortinas de humo; útiles para ocultar la diferencia abismal entre su prédica sobre la gestión, y sus pobrísimos logros al frente de la intendencia de un Tigre que por ejemplo, cuenta con cloacas sólo para el 22% de sus habitantes.
En ese marco de ficción, se inscribe el “compromiso” firmado ayer por él y sus candidatos, para dejar constancia de su no habilitación a una supuesta reforma constitucional que permitiera que Cristina Fernández de Kirchner pudiera presentarse como candidata a presidente nuevamente; un tema que sólo esta en la agenda de los opositores partidarios y multimediáticos.
Es ese el juego justamente, mostrar un compromiso como respuesta a un tema que no existe en la agenda oficial y que sólo es publicitado por la oposición a fin de coartar vía miedo, cualquier discusión sobre la Constitución Nacional.
Porque en definitiva, plantarse como un supuesto guardián de la carta magna tiene un doble sentido: Por un lado, Mostrarle a cierto sector social una imagen de candidato opositor viable, y por otro, contribuir a una naturalización sobre la supuesta inmutabilidad de esta, a base de demonizar cualquier discusión que pueda presentarse.
Entonces, tras el humo que vende Massa, también se esconde esa lógica de negación de discusiones, que lejísimos esta de comprender que el desarrollo de una sociedad, necesariamente implica replanteos sobre las normativas.
Es que el jefe del Frente Renovador Peronista, ha salido a cumplimentar distintas escenas que muestran sus notables cortinas de humo; útiles para ocultar la diferencia abismal entre su prédica sobre la gestión, y sus pobrísimos logros al frente de la intendencia de un Tigre que por ejemplo, cuenta con cloacas sólo para el 22% de sus habitantes.
En ese marco de ficción, se inscribe el “compromiso” firmado ayer por él y sus candidatos, para dejar constancia de su no habilitación a una supuesta reforma constitucional que permitiera que Cristina Fernández de Kirchner pudiera presentarse como candidata a presidente nuevamente; un tema que sólo esta en la agenda de los opositores partidarios y multimediáticos.
Es ese el juego justamente, mostrar un compromiso como respuesta a un tema que no existe en la agenda oficial y que sólo es publicitado por la oposición a fin de coartar vía miedo, cualquier discusión sobre la Constitución Nacional.
Porque en definitiva, plantarse como un supuesto guardián de la carta magna tiene un doble sentido: Por un lado, Mostrarle a cierto sector social una imagen de candidato opositor viable, y por otro, contribuir a una naturalización sobre la supuesta inmutabilidad de esta, a base de demonizar cualquier discusión que pueda presentarse.
Entonces, tras el humo que vende Massa, también se esconde esa lógica de negación de discusiones, que lejísimos esta de comprender que el desarrollo de una sociedad, necesariamente implica replanteos sobre las normativas.
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