Sin ahondar sobre lo que fue el paso papal por Río de
Janeiro, con mucho colorido y pocas definiciones sobre cuestiones de fondo, en
el cierre de la
Jornada Mundial de la Juventud, Francisco, a esta altura el Papa de los
gestos, se reunió con la
Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien viajó
acompañada por el precandidato a
diputado por la
Provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde.
El encuentro, mal que le pese a los opositores, una vez más
los tuvo cercanos y cordiales, a tal punto que Bergoglio, le obsequió a
Cristina unos escarpines para su nieto recién nacido, Néstor Iván.
Un gesto más de parte de Francisco, que reafirma el cambio
en la relación desde que así es nombrado, y que escapa a los sueños opositores
internos de ver un papado enfrentado con el Gobierno Nacional y Popular.
Se consolida así, lo que ya se advertía sobre un rol que va más allá de
la interna argentina porque la condición papal, ha colocado a Bergoglio como
parte de la disputa geopolítica; algo decididamente mucho más complejo que los debates
locales.
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