Hacer unos días, el ex agente de la
CIA Edward Snowden, reveló que el espionaje
de Estados Unidos incluía a América Latina, y entre otros países, al nuestro.
Aprovechando el inicio de la campaña electoral y mintiendo
en temas como el supuesto límite horario para compara el kilo de pan a $ 10,
los opositores, todos absolutamente, han decidido negar la existencia de lo
dicho por Snowden y no emitir opinión alguna.
No esperábamos, a decir verdad, condenas de los multimedios
y sus periodistas autodenominados “independientes”.
Tampoco de fieles servidores de los intereses trasnacionales
e imperiales en el país, como Mauricio Macri y su tropa, o “Ese señor medio
coloradito”, como alguna vez denominó Cristina a Francisco de Narváez.
Menos aún, de quienes han desfilado por la embajada del país
del norte otrora para hablar mal de Néstor Kirchner, y hoy juegan a un post
kirchnerismo con mucha imagen y poca gestión.
Ni que hablar de aquellos que hubieran votado por Capriles
en Venezuela y lo han explicitado abiertamente aunque se autotitulen “progresismo”,
y sus aliados – los que en 2001 dejaron el país en ruinas y los que en el
verano se pasearon por las playas de la costa bonaerense junto al ex JP Morgan
boy, Alfonso Prat Gay-.
Si hubiera sido esperable que alguno de los puristas o de
los responsables de la destrucción de la
CTA, abandonara un segundo el manual al que intentan ajustar
la realidad a diario, y emitiera, mínimamente, un comunicado condenando el
espionaje a nuestros pueblos de América del Sur.
Esto no ocurrió y resulta ser que como suele suceder, el único
espacio que ha salido a denunciar este accionar de los EE UU, ha sido el
kirchnerismo.
El único que ha defendido nuestra soberanía, como lo viene
haciendo desde 2003, es el Gobierno Nacional y Popular.
Más de uno se ha llenado la boca hablando de América Latina,
pero la realidad es que ante ataques concretos que no respetan siquiera las normas mínimas del derecho internacional, su compromiso pasa a estar subsumido a las conveniencias de la
campaña electoral.
Como ocurrió hace unos días cuando la Unión Europea rapto por 14
horas a Evo Morales, presidente del hermano Bolivia, el kirchnerismo,
nuevamente, es el único en salir a instalar el tema y a repudiar este ataque.
Y es el único porque es el que viene entendiendo;
planteando; y construyendo, este nuevo paradigma comprometido con una América
Latina hermanada; con la consolidación de políticas estratégicas conjuntas a
nivel regional.
En estos momentos, se esta llevando a cabo una reunión del
MERCOSUR en Montevideo que ya estaba pactada, pero que ha modificado su agenda
sensiblemente dados los ataques a la soberanía que hemos sufrido en estas dos
semanas.
Desde luego, la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner,
encabeza una comitiva argentina que va a plantear la gravedad de los hechos
ocurridos y la necesidad de entender que no pueden pasar desapercibidos.
Como siempre, este gobierno; este espacio político llamado
Frente para la Victoria,
será el que defienda en todos lados y ante cualquier circunstancia, las
banderas de la soberanía política; la independencia económica; la justicia
social; y la unidad latinoamericana.
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