Ayer por la tarde, la Presidenta de todos los
Argentinos, Cristina Fernández de Kirchner, habló clausurando el Congreso
Nacional sobre Democratización de la Justicia en
la Universidad
Nacional de La Matanza.
En su discurso, la Jefa de Estado hizo
referencia al rol del Poder Judicial en relación a dos temas puntuales: La
inseguridad y la independencia respecto del poder económico.
Sobre el primero,
Cristina explicó que “han querido instalar que la inseguridad es un
problema que apareció como un repollo hace tres o cuatro años”, y esa idea se publicita
con fuerza desde que “comenzaron a surgir voces que antes no surgían, y que de
repente pareciera que solamente durante los gobiernos populares y democráticos
se produjeran hechos de inseguridad, como para que la gente pensara que no
importa que tengas trabajo, que tengas un sueldo, que te vaya bien, si total
salís a la calle y te matan. Por eso la primera gran ecuación que tenemos que
resolver en Argentina es justicia y seguridad íntimamente vinculadas, con
fenómenos contemporáneos como el narcotráfico y las complicidades también”,
y por eso “tenemos que decir que sin una
correcta articulación entre el Poder Judicial y las fuerzas de seguridad, se
torna básicamente imposible llevar adelante un buen plan de seguridad para toda
la Nación”.
En cuanto al restante, la Presidenta señaló que “el
segundo gran problema es volver a vincular la justicia con la igualdad,
significa igual trato ante la ley de todos los ciudadanos” porque “uno observa
que hay justicia de dos velocidades: una justicia sí los implicados son
corporaciones poderosas; con poder de presión sobre jueces, fiscales y
políticos, tiene un ritmo”, y agregó en este sentido que “hay una agenda
mediática de la justicia” cuando “no puede tener una agenda mediática, debe
tener la agenda de la sociedad: juzgar y castigar a los culpables, cualquiera
sea su rango, condición social, ubicación política o corporativa”.
Ligado a ello, defendió los proyectos que avanzan en la reforma
para la democratización del Poder Judicial haciendo hincapié “abierto y amplio
debate”, aunque destacó: “Nadie crea que esto es un milagro o la panacea porque
eso no existe ni acá ni en ninguna parte del mundo”.
También aclaró que la Constitución Nacional
“debe leerse completa” pero “tampoco significa que esta Constitución sea
perfecta: esta Constitución sabemos que para ser una verdadera y profunda
reforma de la justicia debería ser modificada, pero no voy a proponer ninguna
modificación de la
Constitución, y por eso envié estos seis proyectos”, y
aseguró que “todos recurren a la justicia como gran equilibrador y por eso queremos
una justicia que con el mismo rigor, acometa también contra las corporaciones
que han devastado al país, que han saboteado al país, que se han apoderado de
su patrimonio”.
Respecto del tema inseguridad, Cristina fue contundente al evidenciar
el relato que se publicita diariamente, y al dar cuenta de la necesidad en
avanzar con políticas coordinadas.
Sobre la urgencia en cuanto a garantizar un Poder Judicial
que no este atado a los intereses de las corporaciones, la Presidenta dejo en
claro las limitaciones que tienen los proyectos presentados en el Congreso aún
cuando significan un avance, y expresó que la profundización de esta política requiere
de una reforma constitucional que ella no hará.
El tiempo dirá sobre cuán fructífero ha sido este inicio de reforma, pero lo que ya es una realidad, es que el pedestal judicial, otrora indiscutible, se empieza a resquebrajar a raíz de un debate pendiente por años.
El tiempo dirá sobre cuán fructífero ha sido este inicio de reforma, pero lo que ya es una realidad, es que el pedestal judicial, otrora indiscutible, se empieza a resquebrajar a raíz de un debate pendiente por años.
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