Se conoce desde hace unos días que a partir del 03 de enero,
entrará en vigencia un nuevo acuerdo de precios que incluirá 200 productos de
primera necesidad a ser develados en esa misma fecha.
Firmado la semana pasada entre el Gobierno Nacional y las
principales cadenas de supermercados, y refrendado también en las últimas horas
por los supermercados chinos, el acuerdo pretende extenderse hasta diciembre de
2014.
La intención del Gobierno Nacional en efecto, es que se
cumpla a rajatabla a fin de combatir la inflación generada por toda la cadena de
valor, y para ello, no sólo viene trabajando con los precios de los productos
que fijan los supermercados y están en las góndolas, sino también, con la cadena de
distribución y las empresas que los desarrollan que vale recordar, suelen
ostentar monopolios u oligopolios en la producción de bienes de consumo.
De esta manera, el trabajo de gestión apunta al
sostenimiento de los precios para muchos productos e inclusive, a la disminución
en algunos que han sido aumentados deliberada e injustificadamente por
empresarios y supermercadistas.
Es justamente clave, para que el acuerdo se cumpla, el hecho
de apuntar al problema de forma amplia y trabajar con cada eslabón de la cadena
de valor.
Sin embargo, el problema de fondo seguirá persistiendo en la medida en
que continúe la denominada cartelización de la economía – en cada rama de la producción
nos encontramos con una o dos marcas que concentran más del 90% del mercado lo
cual les permite fijar precios a gusto-, y por ello, el desafío a futuro es poder
generar políticas que apunten a la desconcentración y el surgimiento de más competidores por rama económica, ya sean producidas desde el sector privado o desde
el Estado.
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