Montar una escena que tiene como fin meter miedo en el
electorado y sumar votos por oposición al otro, en ocasiones, puede terminar
siendo algo mas perjudicial que beneficioso.
Este parece ser el caso del ¿robo? a la casa de Sergio Massa
en el exclusivísimo barrio privado Isla del Sol, en Tigre.
Resulta que no sólo, Massa y esposa salieron 16 días después
a hablar del supuesto hecho, justo cuando su declive en las encuestas se hace más
pronunciado, sino que ahora nos venimos a enterar que el prefecto detenido por
el hecho, declaró conocer a la pareja porque su esposa es la empleada doméstica.
Si uno pensara que hay buena fe en los Massa, tranquilamente
diría: Claro, aprovechando que su mujer trabaja en la casa y conoce los
movimientos, el detenido supo cuando cometer el ilícito.
Sin embargo, la pregunta que ni Malena Galmarini ni el
intendente pueden responder es: ¿Por qué cuentan el supuesto hecho recién ahora
y ocultaron los vínculos con el supuesto ladrón?
Recién después de hacerse pública la declaración del
detenido salen a confirmar la vinculación cuando esa información ya la tenían.
La respuesta a esa pregunta cae de madura y con el tiempo se
evidenciara en el proceso judicial.
La torpeza en el montaje de esta operación, quizás, le cueste muy caro a
Sergio Massa.
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