El resultado en las PASO ha evidenciado la necesidad de
reflexionar sobre las demandas de un importante sector social que no acompañó a
las precandidaturas del Frente para la Victoria.
Aún considerando que las elecciones de medio termino suelen tener
una dispersión en el voto que hubiera influido en una merma en el apoyo, los número
expresan un descontento traducido en las derrotas en bastiones históricos provinciales
y municipales, entre ellos, el de la Provincia de Buenos Aires; también conocida como
la madre de todas las batallas.
Dicho esto, el escenario de cara a la legislativa – el partido
por los puntos en términos futbolísticos- a realizarse en octubre, impone, al Gobierno
Nacional, avanzar con políticas concretas que repercutan de forma positiva en la
vida de las personas; profundizar el modelo en aspectos que den respuesta a
esas demandas insatisfechas.
Caso contrario, la derrota en octubre podría ser aún mayor e
inclusive servir de excusa para la instalación de una supuesta transición.
Un servidor no duda en el camino de la profundización, como
tampoco duda en que esa “huída hacia adelante” se hará efectiva en políticas
impulsadas desde la Casa Rosada.
Transporte – ferrocarriles fundamentalmente; algo en lo que
ya se viene trabajando aunque las consecuencias aún no se perciban de forma
tajante- y salud, se presentan como dos cuestiones que, me animo a esbozar,
deben atenderse de forma inequívoca.
Son dos áreas en las que se requiere una política estratégica
que recupere la destrucción legada de la Reforma del Estado, y en las cuales la intervención
con políticas activas transformarán la vida de los sectores populares en tanto
usuarios del transporte y los hospitales públicos.
Por ello, me arriesgo a anticipar e interpelar por la necesidad de avanzar
en estas dos áreas como centro de una nueva huída hacia adelante.
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