Cerramos esta última semana de agosto con un Gobierno Nacional
que ha recuperado la iniciativa, como era de prever, tras el traspié en las
PASO.
El clima político no es el mismo que el del día lunes y
mucho menos que el de la semana posterior al 11 del corriente, y ello es por el
protagonismo puro y exclusivo del Frente para la Victoria que ha retomado
la agenda pública con varios temas fundamentalmente desde el Ejecutivo Nacional.
Las modificaciones en Ganancias, las definiciones respecto
de la política de desendeudamiento, la estatización de las gestiones en los
ramales Roca; San Martín; y Belgrano Sur, son temas que dan muestra de cómo se
esta trabajando a partir de leer, no sólo el resultado electoral, sino también
necesidades ulteriores de profundizar el modelo que ha venido transformando al
país desde 2003, y de cómo se hace palpable en la opinión publicada.
Desde luego, el clima político y el clima social no siempre
acuerdan aunque se retroalimentan el uno a otro, y entendiendo que el retomar
la iniciativa no implica automáticamente una influencia en el humor de
distintos sectores sociales, no resultaría serio esperar cambios
cuantificables, sobre todo si se mide de cara a la elección de octubre.
Más allá de ello y como se advirtió anteriormente, pensar
que el kirchnerismo no iba a reaccionar o lo iba a hacer entregando sus
banderas resultaba ridículo considerando su historia y su propia composición.
Así como era previsible que retome la
iniciativa por el inequívoco camino de la profundización, también lo era que
desde las trincheras opositoras trataran de salir a descalificar hablando de
las conveniencias de las medidas tras las PASO.
Una obviedad que debe recordarse porque lógicamente, uno
siempre avanza en el sentido que cree conveniente, y sería irreal pensar que
cualquier actor político va a tomar decisiones pensando que lo van a perjudicar
– entiéndase: En política nadie se suicida concientemente-.
Entonces, lo que se puede leer a partir de la descalificación,
es el miedo opositor al kirchnerismo en movimiento.
El miedo porque son concientes que cuando ello ocurre, es cuando más
capital político acumula este último, y cuando mas difícil, por incapacidad y
falta de argumentos que se sustenten en la realidad, les resulta esquivar su
imposibilidad para debatir sobre el proyecto de país que cada uno plantea.
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