El fallo adverso a los intereses de nuestro país dictado por
la Corte de
Apelaciones de Nueva York el pasado viernes en relación a la restructuración de
la deuda externa, ha generado una veloz respuesta por parte de del Gobierno Nacional.
La ratificación de lo dictado por el juez de primera
instancia, Thomas Griesa, aún cuando deja en suspenso su aplicación hasta tanto
no se expida la Corte Suprema
de los Estados Unidos, ha sido determinante para que la Presidenta de todos los
argentinos, Cristina Fernández de Kirchner, tome dos decisiones anunciadas ayer
por cadena nacional, que se traducen en dos proyectos de ley que se enviarán al
Congreso: La primera en pos de una reapertura del canje, y la segunda para
remplazar los títulos que se cobran en Nueva York por otros a pagarse en el país.
En cuanto a la primera, se busca que el 7% de acreedores que
no ingresaron al canje en 2005 y 2010, tengan la posibilidad de hacerlo.
Si bien se descuenta que el 0,43% que corresponde a los
fondos buitres no ingresará, se aspira a poder lograr que el 6,57% restante lo
haga, y de esa forma consolide aún más la ya legitimada posición Argentina en
el conflicto de cara a la resolución de la Corte de EEUU.
Aislar completamente a los fondos buitres al tiempo que se
suma a quienes no ingresaron, es la táctica para volver a mostrar el compromiso
y la voluntad de pagar a todos quienes se enmarquen dentro de las decisiones
soberanas de nuestro país.
Respecto de la segunda, el proyecto para remplazar los títulos
esta ligado a evitar posibles embargos de los fondos que Argentina gire para
hacer frente a los pagos por venir, una maniobra que ya han intentado los
fondos buitres anteriormente.
El remplazo de títulos permite el cambio de jurisdicción, es
decir que los pagos puedan hacerse efectivos en el país y no en
Nueva York.
De esta manera, se evitan los riesgos de posibles embargos
que paralizarían dichos pagos y colocarían al país en una situación de default técnico.
La apuesta es a cuidar que los pagos a acreedores se desarrollen
tiempo y forma, protegiendo así a quienes confiaron en el país y en la
reestructuración de la deuda.
Los dos proyectos, se enmarcan en la capacidad de respuesta que
este Gobierno ha tenido de 2003
a la fecha, para enfrentar un problema central del país
y colocarlo en vías de resolución, haciendo caso omiso al recetario de opositores
que abogan por “el regreso al mercado de capitales”, es decir, por tomar deuda
para pagar deuda.
Esos mismos opositores, que son los culpables de la deuda externa
argentina - cabe recordar que este gobierno no tomo un solo peso prestado-, critican
la reapertura del canje por extemporánea, cuando no abogan con eufemismos como
el del “acceso al crédito internacional”, por esa formula que dejo al país en
ruinas en 2001.
Por fortuna, y más que por fortuna por decisión popular, seguimos
teniendo un gobierno que ha encausado este tema con una política de
desendeudamiento clave para el desarrollo soberano del país.
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